La depresión en hijos adolescentes es un tema relevante. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es una de las principales causas de discapacidad en adolescentes y jóvenes.
Factores de depresión
La presión escolar al esperar que se obtengan buenas calificaciones puede ser una tensión abrumadora para algunos adolescentes. Además, las dificultades en las relaciones con los compañeros y amigos o los familiares pueden ser una fuente constante de estrés y depresión.
La presión para cumplir con los estándares de belleza y tener el cuerpo ideal, bajo una comparación constante con los demás, puede también ser un factor negativo para la autoestima y la imagen.
Consideremos también que el bullying y el acoso persistente puede ser muy dañino para la salud mental y contribuir a la depresión y la ansiedad.
Por otro lado, en la pubertad pueden surgir cambios significativos en el cuerpo y la mente, lo que puede generar más estrés en algunos adolescentes.
Las experiencias traumáticas vividas en la infancia afloran con mayor fuerza y pueden contribuir a la depresión; estas pueden ser un abuso sexual, la violencia física y/o emocional, el historial de castigos o la pérdida de un ser querido.
Miedo al fracaso
Por si lo anterior no fuera suficiente, la presión para cumplir con las expectativas de los padres, los profesores o la sociedad puede ser desequilibrante para algunos adolescentes.
Es muy oportuno ayudarlos a superar el miedo al fracaso, pues es un sentimiento universal que nos paraliza y nos impide alcanzar nuestro máximo potencial. La sociedad, con sus constantes juicios y expectativas, intensifica este miedo, haciéndonos creer que equivocarnos es un signo de debilidad. Sin embargo, la realidad es que el fracaso es una parte inevitable de la vida y una valiosa oportunidad para aprender y crecer.
¿Por qué tenemos miedo al fracaso?
Este es un miedo al juicio. Nos preocupa lo que otros pensarán de nosotros si fallamos, lo que nos baja la autoestima y nos hace pensar que no somos capaces de superar los obstáculos.
Nos han hecho creer que todo debe ser perfecto a la primera, lo que nos genera miedo a las consecuencias y, sobre todo, a un castigo.
En vez de exigirles, ayudemos a transformar sus miedos en una oportunidad, cambiando su visión de las cosas. En lugar de ver el fracaso como el final, considéralo como un paso más en su camino hacia el éxito. Los errores son señales de tráfico que te indican dónde debes ajustar tu rumbo. Por ello, fomentemos una actitud positiva y resiliente ante las fallas y errores.
Celebra junto con ellos los pequeños triunfos y reconoce el esfuerzo, más que el resultado. Esto les ayudará a mantener la motivación y a creer en sí mismos.
Soluciones concretas
Seamos más amables con ellos cuando cometan errores. Todos nos equivocamos, y eso no nos hace menos valiosos. Realizar un análisis de sus errores para identificar las causas y encontrar soluciones ayudará más que el sentimiento de angustia que puede paralizar. Busca el apoyo de un psicólogo a tiempo para que le ayude en este proceso.
También es muy importante que aprenda a cuidar de su salud, que duerma lo suficiente, coma bien y haga ejercicio regularmente.
Nuestra tarea de padres es escuchar y comprender, creando un ambiente familiar en un hogar donde se sientan seguros y llenos de afecto y ayuda; un hogar con una rica vida espiritual y en armonía.