El matrimonio es para siempre, de acuerdo con la enseñanza de Cristo entregada a la Iglesia católica: "Que el hombre no separe lo que Dios ha unido" (Mt 19, 6), echando por tierra la costumbre judía del divorcio.
Las causales de nulidad matrimonial
Sin embargo, el Derecho Canónico contempla algunas causales que pueden hacer nulo matrimonio; es decir, que el vínculo nunca se contrajo válidamente.
Para entender mejor las causales, comencemos con aclarar que pueden darse de tres clases: la existencia de impedimentos, de vicios del consentimiento y de defectos de forma.
Falta de discreción de juicio
El Pbro. Vicente Aguayo Rayas, defensor del vínculo del tribunal eclesiástico de Celaya, menciona que:
"Las causas más comunes que se ventilan en los tribunales de México son (primero) una grave falta de discreción de juicio; es decir, las personas no profundizan su relación, no conocen sus sentimientos, reacciones, emociones, y cuando ya comparten la vida en común, no hay empatía".
Esta incapacidad se enfoca en que alguno de los cónyuges descubre que entre los dos no hay planes en común ni afinidad de caracteres, no se sienten a gusto ni están conformes con la vida. Son las personas que dicen: "No es lo que yo esperaba".
El sacerdote agrega que de ahí se desprenden otros problemas como el engaño, pues hay quienes dicen mentiras en exceso, incluso dolosas.
Pero para el padre Aguayo, la gravedad de esta causal estriba en la falta de conocimiento entre ambos cónyuges, "no se conocen como personas", enfatiza.
Incapacidad de asumir responsabilidades
"La segunda causa es la incapacidad de asumir obligaciones propias del matrimonio a causa de una anomalía psíquica", aclara el defensor del vínculo, refiriéndose, no a enfermedades psicológicas como bipolaridad, esquizofrenia o algún otro problema a nivel psiquiátrico, sino a que la persona no está capacitada para convivir.
¿Cómo se comprueba? "Todos tenemos la facultad para amar: a Dios, a la naturaleza, a una criatura, a una persona en especial. Pero no hay capacidad de demostrarlo en la convivencia", explica el padre Aguayo.
Aunado a la falta de conocimiento, en este caso sucede que uno o los dos cónyuges no tiene capacidad de entrega ni de donación a la otra persona. El sacerdote puntualiza que esto puede deberse a que el cónyuge fue muy consentido desde niño, fue hijo único, o vivió con sobreprotección de los padres, que todo le solucionaban, y por eso no puede afrontar sus responsabilidades.
El matrimonio es una vocación que no todos tienen
Para finalizar, agregaremos que es muy importante que los contrayentes estén muy conscientes y seguros del paso que van a dar. También de que su vocación es el matrimonio, ya que pudiera ser que Dios los ha llamado para la vida consagrada, el sacerdocio o hasta para una soltería perfecta.
Pero si realmente desean casarse, estén seguros de que la gracia especial de este bello sacramento les ayudará a afrontar los altibajos que conlleva la vida matrimonial. La cual deberán llevar con diálogo, respeto y mucho amor, cultivando una profunda amistad -sin engaños ni intenciones ocultas- con esa persona que se ha elegido como compañera de vida. De esta forma, su unión tendrá todas las probabilidades de éxito, "hasta que la muerte los separe".