San Juan Pablo II no solo nos contagió de su alegría y sencillez, sino que también nos ha dotado de grandes enseñanzas que nos ayudan a vivir conforme al plan de Dios en nosotros y, especialmente, a comprender nuestra naturaleza humana y el valor que tenemos al ser hijos de Dios. Compartiendo el principal propósito: amar y ser amados.
En su encíclica Evangelium Vitae, nos comparte de entrada el valor de la vida, diciendo que "el hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana, incluso en su fase temporal".
La cultura de la utilización
En los últimos años, la cultura ha intentado convencernos de que las personas son valoradas por lo que pueden ofrecer; es decir, se utiliza a la persona como un objeto; y al hacerlo, lleva a la deshumanización.
Esto afecta nuestras relaciones humanas, al volverlas superficiales y desechables, pues se recurre al otro solo para alcanzar un bien personal. Específicamente, las relaciones de pareja y el entorno familiar son los más afectados.
La Teología del Cuerpo
San Juan Pablo II contrasta esta cultura con su Teología del Cuerpo, que enfatiza la dignidad del ser humano y la importancia del amor verdadero. Promueve una visión de las relaciones interpersonales que se basa en el respeto, la entrega y la autenticidad, defendiendo que el cuerpo humano es un vehículo de amor y comunicación profunda.
A continuación te presentamos 4 propuestas de san Juan Pablo II en su Teología del Cuerpo para contrarrestar la cultura de la utilización, misma que nos llevará a amar verdaderamente.
1Dignidad humana
Este santo nos dice que la dignidad humana “es un valor evangélico que no puede ser despreciado sin grande ofensa al Creador. Esta dignidad es conculcada, a nivel individual, cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religión, la integridad física y psíquica, el derecho a los bienes esenciales, a la vida”.
Por ello, la Teología del Cuerpo presenta una visión integral del ser humano, donde cada persona es un don y no un mero objeto. Esto contrasta con la cultura de la utilización, que reduce a las personas a su valor funcional.
2Amor y Donación
En lugar de buscar relaciones basadas en el interés personal, la Teología del Cuerpo promueve el amor como un acto de entrega total.
Esto es una gran invitación a donarnos a nosotros mismos, considerando aquel principio que mencionamos anteriormente, pero que aquí cobra gran sentido, pues hemos sido creados para amar y ser amados.
El amor verdadero se expresa en la libertad; amar significa elegir libremente a otra persona y comprometerse con ella.
3La verdadera sexualidad
San Juan Pablo II, nos invita a entender que la sexualidad no es un intercambio utilitario, sino una expresión de amor que implica compromiso y responsabilidad, es ahí donde verdaderamente encontramos un amor auténtico que se vive con una sexualidad ordenada, sin objetivar a la persona ni sacar un beneficio o provecho de ella.
Aunque la cultura de la utilización nos lleva a deshumanizar a las personas, este gran santo y papa nos llama a buscar un cambio hacia una cultura que celebre la dignidad y el amor auténtico.