"Anunciar el Evangelio no significa imponer o contraponer la propia fe a la de los demás, sino dar y compartir la alegría del encuentro con Cristo", explicó el Papa Francisco el 4 de septiembre de 2024 durante su encuentro con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y catequistas de Indonesia, reunidos en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Yakarta.
Entre los vítores de miles de indonesios congregados ante la catedral, el Pontífice entró en el edificio neogótico situado a unos cientos de metros de la gran mezquita Istiqlal, que visitará mañana. Poco antes de su llegada, aún se oía el sonido del almuédano, que ahogaba el incesante ruido del denso tráfico de Yakarta.
En un lugar ya visitado por sus predecesores Pablo VI y Juan Pablo II, el Papa argentino escuchó los testimonios de los católicos locales y un breve mensaje de bienvenida del Presidente de la Conferencia Episcopal. A continuación, dirigiéndose a los católicos de todo el país, así como a algunos representantes de los países vecinos (Filipinas, Vietnam, Bangladesh, Australia), renovó su invitación a la minoría católica a dar testimonio de su fe sin complejos, en el contexto multirreligioso del vasto archipiélago indonesio, donde los católicos son unos ocho millones, es decir, el 3% de la población total del país.
En su discurso de bienvenida, Mons. Antonius Subianto Bunjamin, obispo de Bandung y Presidente de la Conferencia Episcopal indonesia, explicó que la presencia del Papa "trae esperanza no solo para la comunidad católica indonesia, formada por 37 diócesis y un ordinariato militar, sino también para la colorida nación indonesia, compuesta por casi mil 300 etnias y pueblos".
El papel esencial de monjas y catequistas
Entre los testimonios, una monja clarisa, que sorprendió al Papa hablando en italiano y español, lamentó la falta de traducción de los documentos papales a la lengua local, el bahasa indonesio. "Lo ponemos en su conocimiento, Santo Padre, para que en este lejano país podamos estar más perfectamente unidos y en armonía con la Iglesia universal", pidió, situando este esfuerzo en la perspectiva del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia, que debe concluir el próximo mes de octubre en Roma. El Papa subrayó la legitimidad de esta petición, porque "es importante intentar llegar a todos", reconoció.
"Los catequistas son la fuerza de la Iglesia"
Francisco reiteró que la Iglesia avanza gracias a los catequistas y las monjas, y que los sacerdotes y los obispos solo llegan después. Explicó que durante un viaje a África, un jefe de Estado le contó que había sido bautizado por su propio hijo, catequista. "Los catequistas son la fuerza de la Iglesia", insistió el Papa Francisco.
La presencia de Dios inscrita en la diversidad indonesia
Refiriéndose a los principios de la Pancasila, que regula la diversidad religiosa en Indonesia desde su independencia de los Países Bajos al final de la Segunda Guerra Mundial, el Papa explicó que el lema de este viaje - "Fe, fraternidad, compasión"- refleja el temperamento del pueblo indonesio, "étnica y culturalmente muy diverso, pero al mismo tiempo caracterizado por una tensión innata hacia la unidad y la convivencia pacífica".
Francisco destacó este "gran país, dotado de enormes riquezas naturales, en términos de flora, fauna, recursos energéticos y materias primas", invitando a contemplar estos bienes como "un recuerdo de Dios, de su presencia en el cosmos y en nuestras vidas, como nos enseña la Sagrada Escritura".
El Papa destacó también la importancia de la fraternidad, citando a la poetisa polaca Wisława Szymborska (1923-2012), quien escribió que ser hermanos significa amarse reconociendo que son "tan diferentes como dos gotas de agua".
"Vivir la fraternidad, entonces, es acogerse mutuamente, reconociéndose como iguales en la diversidad", subrayó el pontífice argentino.
Las divisiones las inspira el diablo
El Papa invitó a los católicos indonesios a ser "profetas de comunión en un mundo en el que, por el contrario, parece haber una tendencia cada vez mayor a dividirse, imponerse y provocarse unos a otros", subrayó. Francisco insistió en que las divisiones están inspiradas "por el diablo".
También subrayó el valor de la compasión, porque "lo que hace avanzar al mundo no son los cálculos interesados -que suelen acabar destruyendo la creación y dividiendo a las comunidades-, sino la caridad que se da a sí misma". Es importante "tocar la pobreza", mirar a los pobres a los ojos, "tocarlos, abrazarlos", insistió el Papa Francisco.
"Difundir la caridad no es comunismo, es amor", dijo, saliendo de su texto.
Recordando varias veces que "el diablo entra por los bolsillos", el Papa Francisco recordó a una persona muy rica de Buenos Aires que murió con una enorme herencia. Tenía tantas posesiones que la gente decía que "su ataúd no se podía cerrar, porque se lo quería llevar todo", relató, provocando algunas risas entre el público.
Llegar a todos
Alabó la apertura con la que la Iglesia local "se relaciona con las diversas realidades que la componen y la rodean, a nivel cultural, étnico, social y religioso, valorando la aportación de todos y dando generosamente la suya".
Siguiendo los pasos de Juan Pablo II, que visitó Indonesia en 1989, el Papa Francisco animó a los católicos indonesios a ser "fuertes en la fe, abiertos a todos en la fraternidad y cercanos a todos en la compasión".
El programa del Papa Francisco continúa con un encuentro con jóvenes de la red "Scholas Occurrentes".
Mira las fotos del primer día de actividades del Papa en Indonesia:
