San Antonio de Padua es uno de los santos más invocados entre los católicos debido a su fama de ser un "hacedor de milagros", pues cuenta su historia que era un gran taumaturgo y que tenía una manera de hablar impactante, con lo que conseguía numerosas conversiones.
Su reputación también se atribuye a que auxilia a los matrimonios en problemas, protege a los novios e intercede por las personas que desean conseguir pareja.
Este último punto llama la atención porque ha crecido el número de mujeres solteras que sueñan con conocer al hombre de su vida, y para ello, en vez de rezar con fervor, realizan una serie de rituales que más tienen de superstición que de actos de fe.
Poner a san Antonio de cabeza... y más
Quizá la costumbre más extendida es la de poner la imagen de san Antonio de cabeza para obligarlo a conceder la petición. En otros lugares hay quien aconseja pedir entre los conocidos una moneda hasta juntar 13 y, el día de san Antonio, llevarlas a bendecir. Otra más es jalar el cordón del hábito del santo, o peor, quitarle el Niño Jesús y esconderlo hasta que cumpla con la solicitud.
¿Fe o superstición?
La pregunta es ¿está mal hacerlo? Primero, analicemos estas acciones: ¿será que san Antonio accederá al pedido si se realiza una o todas? Basta recordar que él está gozando de la gloria de Dios y nada de lo que hagamos en el mundo puede perjudicarle.
Además, con todo lo anterior, se intenta forzar la voluntad del santo para que cumpla con el pedido, que nada tiene de humilde y menos de piadoso. Se trata, entonces, de actos desesperados por alcanzar un "milagro".
Los santos oran por nosotros
Sin embargo, lo ideal es hacer como dice el Catecismo de la Iglesia católica, que nos instruye sobre la intercesión de los santos:
"Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (LG 49)
Hagamos acopio de humildad y roguemos a Dios, a través de san Antonio, lo que sea mejor para nuestra santificación y salvación. Y si eso es un novio, Dios nos lo concederá.