Darse la paz durante la santa Misa es un signo de mucha familiaridad para nosotros; sin embargo, pocos conocer cuál es el origen de dicho saludo, el cual se daba con un sentido más profundo, tal como lo explica san Cirilo de Jerusalén.
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Un beso de reconciliación
El saludo actual era, en sus inicios, una profunda súplica de perdón, y, por si fuera poco, se sellaba con un beso, de acuerdo con San Cirilo:
Por tanto, el beso es reconciliación, y por eso, santo: como clamó en alguna parte el bienaventurado Pablo, diciendo: salúdense unos a otros con un beso santo (1 Corintios 16,20); y Pedro, con un beso de caridad (1 Pedro 5,14)
Por eso, aunque nosotros demos la mano, recordemos la fuerza de este signo cada vez que vayamos a Misa.
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