separateurCreated with Sketch.

Pasar a la otra orilla: el encuentro con Dios

Lago navegar hacia la orilla
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Luisa Restrepo - publicado el 20/10/23
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
En nuestra vida siempre queremos llegar; pero a menudo no lo logramos, por fortuna y para salvación nuestra...

Siempre hay otra orilla por descubrir. Por eso Jesús impulsó a sus discípulos a pasar a la otra orilla cuando pensaban que le habían alcanzado: "Enseguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y fueran delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la multitud" (Mt 14, 22).

En nuestra vida siempre queremos llegar. Pero a menudo no es así, por fortuna y para salvación nuestra. 

Llegar supone que nos detengamos, que reduzcamos la realidad a nuestras categorías… ¿cómo podríamos pretender haber llegado a Aquel cuyo ser no tiene límites? Por ello, Jesús impulsó a sus discípulos a pasar a la otra orilla cuando pensaban que lo habían alcanzado.

La primera orilla

En la primera orilla se había realizado el milagro de la multiplicación de los panes. Pero este milagro había provocado malos entendidos. La multitud había satisfecho su hambre, pero sus deseos no habían sido cuestionados. A veces, no solo nos empuja la necesidad de pan, sino que, otras avideces insaciables nos agitan. 

Por eso Jesús no crea dependencias ni se hace dependiente; es el Señor, sí, pero más allá de nuestras categorías. Qué fácil sería tenerlo a nuestro alcance, disponible para cuando lo necesitáramos… cambiarían nuestras necesidades y entonces también cambiaríamos de rey.

La otra orilla

El Evangelio continúa diciéndonos: "Después de despedir a la multitud, subió al monte a solas para orar; y al anochecer, estaba allí solo. Pero la barca ya estaba muy lejos de tierra, y era azotada por las olas, porque el viento era contrario” (Mt 14, 23-24).  

Jesús dejó solos a sus discípulos para que atravesaran el lago. Fue su primera noche oscura. Es allí en medio de la oscuridad, en plena tempestad, donde viven la angustia de sus temores y la frustración de sus expectativas. A tientas hacen su primera travesía hacia otra orilla, y en medio de todo, arriban. Esto les capacitará para no escandalizarse, más adelante, cuando Jesús se ofrezca a sí mismo como carne (Jn 6, 32-58). 

Ante esta afirmación la gente se alborotará porque no ha dado el paso de reconocer la propia voracidad y abrirse al verdadero Dios. Siguen buscando a Jesús para que les sacie con cosas, mientras que Él solo puede darse a sí mismo. Jesús no sacia nuestra hambre, sino que ordena nuestros deseos: de la auto posesión nos hace pasar a recibirnos de Otro y a entregarnos a los otros: «A mí me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo gracias al Padre; del mismo modo, quien me come vivirá gracias a mí» (Jn 6,57)

La ansiedad que nos provoca la necesidad se mueve hacia la receptividad, lo cual se convierte en capacidad de donación del propio yo. El verdadero vivir no es estar pendiente del propio pan, sino de recibirlo para entrar en la vida de Dios. 

Es por ello que el verdadero Cristo interior pertenece al orden del ser, no del poseer. Este giro nos deja a la intemperie, pero solo así podemos ir al encuentro de un Dios que no sea invención nuestra sino irrupción de Sí mismo. Hay que dejar la orilla de la avidez para alcanzar la orilla de la donación.

La noche en el lago es el vacío que se abre entre lo construido por nosotros y lo que está por mostrarse más allá de nuestros minúsculos proyectos.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.