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El padre Imad, una de las víctimas del terremoto en Siria

Padre Imad

El padre Imad.

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Dolors Massot - publicado el 07/02/23
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El sacerdote vivía en aquel país, que está en guerra desde 2011. Había perdido un ojo en uno de los ataques en Alepo, pero seguía sirviendo a la población

Al publicar este artículo, son ya más de 5.000 las personas que han perdido la vida a causa del terremoto que ha afectado a Turquía y Siria. Además, las cifras oficiales hablan de cerca de 14.000 heridos.

Esta catástrofe nos lleva a rezar por los fallecidos y por los que sufren tanto en su cuerpo como en su alma.

Hemos podido ver, además, en las imágenes que se han distribuido a través de los medios de comunicación y las redes sociales, a multitud de personas que tratan de encontrar más víctimas entre los escombros, con temperaturas por debajo de los 0ºC.

Es difícil pensar que quedan personas con vida a las que rescatar transcurridas 72 horas después del suceso, pero a las labores de ayuda se están uniendo los equipos de varios países y siguen trabajando contra viento y marea. Nadie quiere tirar la toalla y a la vez hay que establecer prioridades para ser eficaz.

Sacerdote en la castigada Alepo

Entre las casi 2.000 víctimas del terremoto se encuentra el padre Imad Daher, un sacerdote que vivía en Siria. Atendía la parroquia de la Virgen María, de los greco-católicos melquitas de Alepo.

El padre Imad fue encontrado bajo los escombros tras el fuerte seísmo.

La noticia de su fallecimiento fue comunicada ayer por la tarde a través del perfil de Twitter de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

El padre Imad llevaba años en Siria y conocía el horror de la guerra en sus propias carnes. Perdió la visión de un ojo en un ataque en la ciudad de Alepo cuando un cohete impactó en la catedral greco-melquita donde se alojaba.

Pese al dolor, a la amenaza del terrorismo islámico y a la guerra, decidió seguir viviendo allí. Su vocación de sacerdote lo llamaba a la entrega.

Ver el rostro del padre Imad nos ayuda a "humanizar" el desastre, a no olvidar que hay personas que sufren y que, esté o no en nuestras manos la posibilidad de ayudar materialmente, sí podemos hacer algo muy importante por ellos a través de la Comunión de los Santos: rezar y ofrecer sacrificios por ellos.

Ahora más que nunca estamos llamados a rezar por los difuntos que ha causado el terremoto y los miles de personas que han quedado heridos, sin hogar o que han sufrido la pérdida de un familiar o amigo.

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