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Alberto Pesatti tenía 13 años cuando sufrió de tuberculosis, todavía no habían antibióticos para combatir la enfermedad. El niño estaba en peligro inminente de morir, incluso recibió la extremaunción, sin embargo la atención constante de un enfermero le salvó la vida.
Ese niño luego contaría a su hijo lo que vivió al lado de Artémides Zatti, a quien el papa Francisco canonizará el domingo 9 de octubre en el Vaticano.
Zatti se convertirá en el tercer santo argentino y primero no religioso, ya que perteneció a la comunidad salesiana (era coadjutor) y se ganó el aprecio de los enfermos y de sus familiares especialmente por su labor en el hospital de San José de Viedma, ciudad capital de la provincia de Río Negro, ubicada en el sector nordeste de la Patagonia argentina.
Así Zatti salvó a mi papá
«Mi papá jamás atribuyó su curación a nada más que no sea la presencia de Zatti a su lado. Nunca dijo: ‘Me curó porque era uno que tenía poderes especiales’. Él siempre recordaba su amor a los más pobres, su alegría y generosidad, aún en tiempos de muchas privaciones», contó a Aleteia Pedro Pesatti, intendente de la ciudad de Viedma.
Alberto Pesatti recordaba - según su hijo- que Zatti le ponía inyecciones, cuyas agujas parecían «clavos» porque en ese entonces se reutilizaban debido a su escasez y alto costo. Por ello, tenían «puntas inolvidables». El también llamado ‘el enfermero de los pobres’ «era un hombre con un amor fuera de lo común, con una capacidad de entrega tremenda», cuenta Pedro a Aleteia.
En otra ocasión, «mi padre siendo chico se hirió la mano con una herramienta de labranza, un corte terrible. Mi abuelo lo trajo al Hospital San José para que lo curen. Zatti lo cosió. Mi papá decía que le había hecho un tortón en la mano. tortón, acá le llamamos a algo desprolijo».
Una terrible herida…
En los almuerzos familiares y con los amigos comunes, el señor Pesatti contaba que inexplicablemente, a pesar de ese «nudo desprolijo» cosido por Zatti, en aquella «terrible herida» en su mano; no se veía la cicatriz «hay que mirarla con lupa», decía.
Alberto Pesatti ya mayor estaba enfermo. El sacerdote Juan Edmundo Vecchi, rector mayor de los salesianos, vino a darle una bendición dadas sus condiciones delante de su hijo Pedro que cuenta emocionado ese ultimo momento familiar relacionado con Zatti:
«Padre Vecchi dijo: ‘Le voy a dar una bendición en el nombre de ese tipo que conocimos los dos: una bendición de Zatti. Puso la mano en su pecho y rezaron. Mi viejo falleció unos años después en paz». Padre Vecchi, era sobrino de Zatti.
Pedro Pesatti afirma que era «un hombre descomunal. Nunca tenía plata para mantener el hospital. Siempre le faltaban remedios y le faltaban camas. Dormía en el piso y entregaba su colchón a los enfermos». Por esto y más, insistió, «todos decían que era santo, pero nadie imaginaba que llegaría el momento de su canonización por un papa, además argentino».
En efecto, cabe mencionar que el Papa también tiene gran devoción por Zatti pues gracias a su intercesión, cuando fue Provincial de los jesuitas en Argentina, obtuvo numerosas vocaciones de hermanos laicos para la Compañía de Jesús. Él mismo lo escribió en 1986 en una carta a un salesiano argentino, Don Cayetano Bruno SDB. Carta incluida en la causa.
Un enfermero santo
Para el también intendente de Viedma, Pedro Pesatti, que participará en la ceremonia de canonización de Zatti en el Vaticano, no cabe duda de que hay «un enorme simbolismo» de fondo en este reconocimiento a la intercesión de Artémides Zatti por el incremento de buenas y santas vocaciones en el campo de la asistencia al enfermo.
«¿Qué representa un enfermero santo en este tiempo, en este mundo en guerra?». «El enfermero es el que tiene la función de estar al lado del enfermo. El médico viene y da la indicación y se va. El enfermero es el que se queda cuidando. El que te da la mano cuando ya quizás no hay más remedio antes de irte en paz de este mundo».
Artémide Zatti es un enfermero que «representa los valores más humanos en el campo del sistema sanitario: la cercanía, la sonrisa y la dedicación hacia el doliente siempre y bajo cualquier circunstancia». Entonces, se sana igualmente con la cercanía.
El milagro
El llamado "enfermero de los pobres" iba con su bicicleta a los lugares más alejados de Viedma y Carmen de Patagones, donde iba a curar a los enfermos casa por casa.
Murió el 15 de marzo de 1951 a causa de un tumor que él mismo se diagnosticó y que aceptó plenamente.
Fue declarado Venerable el 7 de julio de 1997 y beatificado por San Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro el 14 de abril de 2002.
La inexplicable curación que allana el camino para la canonización de Artemide Zatti tuvo lugar en Filipinas en agosto de 2016 y se refiere a un hombre que sufrió un derrame isquémico -acompañado de otras complicaciones- cuyo hermano, también coadjutor salesiano, inició una oración en cadena invocando la curación del familiar por intercesión del beato Zatti.
El primer salesiano «no mártir»
La canonización del primer salesiano no mártir proclamado santo es motivo de alegría y agradecimiento para toda la Congregación y la Familia Salesiana, así como para la Iglesia en Argentina, tierra donde se abre el futuro santo emigró a la edad de 17 años.
Este acontecimiento atraerá a miles de salesianos de todo el mundo a Roma el próximo fin de semana. El Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, ha invitado a todos los coadjutores salesianos que deseen estar presentes en la Plaza de San Pedro, a todos los Superiores de las 91 Inspectorías y Visitaciones de la Congregación, así como a los Obispos, Arzobispos y Cardenales salesianos.