Es muy común llegar a creer que las tensiones de la vida se disminuyen ingiriendo algo o esperando que el entorno cambie. Pero siempre ha existido un remedio muy práctico a nuestro alcance, para ayudar a equilibrar nuestras vidas. Consiste en hacer cosas creativas. Desde escribir un diario, pintar un cuadro, cuidar el jardín, lijar un trozo de madera o coleccionar sellos postales.
La señora Luisa, siempre que siente algo de tensión o problemas, prefiere ponerse a pintar antes que estarse quejando.
Leticia, en vez de preocuparse, se entretiene haciendo galletas.
Juan, al llegar a su casa, después del trabajo se pone a cuidar sus bonsai.
Fernando, en cambio, descansa haciendo esculturas de madera.
Liz se relaja tejiendo, e incluso mientras conversa con otras personas.
Felipe prefiere encerar su auto y hacerle algunas reparaciones y es así como descansa de su intenso trabajo como supervisor de obra.
Crear nos moviliza muchas cosas positivas. Además de hacer crecer nuestras pasiones y el gusto por algo que nos atrae, nos fomenta la concentración y el empeño por hacer algo que nos divierte.
La tensión forma parte de la vida
La vida no es fácil para la mayoría de las personas que habitamos este hermoso planeta, así que prácticamente es ineludible que vivamos rodeados de problemas y dificultades que nos generan una tensión natural.
De aquí la importancia de promover actividades creativas, de cualquier índole, para que nos impulse a estar más saludables, y a no sucumbir ante las emociones negativas que abundan por doquier.
Cómo actúa la creatividad en nosotros
Además de todos estos aspectos positivos de las actividades artesanales creativas, nos inspira a sentirnos más en conexión con el mismo Creador, pues al estar hechos a su imagen y semejanza, nos ha obsequiado el poder de crear la vida y tantas cosas nuevas e originales que podemos inventar y generar de una manera simple y sencilla.
La creatividad fomenta que imaginemos más colores, más innovaciones, más novedades, nuevas soluciones a diferentes problemas. Hace que dediquemos nuestro tiempo a cosas que valen más la pena que estarnos lamentando de la vida.
No hace falta que te salga perfecto
Crear es hacer algo que antes no habías hecho, es darle una nueva forma a algún objeto, desarrollar algo que no estaba aquí hasta ahora. Es ponerle letras a una hoja en blanco, con tus propias ocurrencias.
Es realizar unos trazos con un pincel en un lienzo en blanco, aunque no sepas ni pintar ni dibujar.
Crear no necesariamente tiene que ser algo perfecto, sino algo perfectible con la práctica.
Tenemos que buscar romper con las aburridas rutinas y dejar a un lado la desconfianza e inseguridad, de que no sabemos hacer algo. Es una invitación a que te atrevas a pintar lo que sea, a tejer como te salga, a cuidar tu vivero conforme vayas aprendiendo, a que escribas lo que te venga en gana. Todo es con tal de que uses tu creatividad y sepas el gran valor que posee practicar la creatividad y recibir los resultados inmediatos, con lo que reducirás tu estrés.
Lo peor que podemos hacer es quedarnos atrapados en el tedio, el aburrimiento y sobre todo en el ocio pasivo que nos lleva a ser receptores de mucho entrenamiento visual y a perder así la oportunidad de estar activos sobre todo usando nuestras manos y nuestros pies. Y es que los movimientos corporales nos ayudan a desestresarnos.
No tienes que ser un gran artista, ni profesar una especialidad; crear es realizar algo sin presiones ni por una obligación específica. Lo haces por puro gusto y antojo, porque le encuentras sentido y alegría.
Vuelve a intentarlo
Lo creativo, más que cansar, estimula, te relaja, te predispone a mejorar tu humor y a darte mayor estabilidad. Así que vale la pena intentarlo:
Prueba a sacar de tus cajones aquellos colores, pinturas y pinceles, y volverlo a intentar. Y si ya habías empezado a escribir una novela o unos cuentos, pues vuélvelo a retomar. No te vas a arrepentir.
Entra en tu cocina con un nuevo espíritu creador, y realiza aquella receta de tu madre o el postre que tanto te gustaba de niña y que no te habías atrevido a hacer porque te ibas a equivocar. Prueba de nuevo a hacer lo que te gusta e inventa lo que sea. Se trata de reactivar tu creatividad y darle el espacio mental que merece, como uno de los remedios más maravillosos que tenemos en tiempos de estrés.
Haz cambios en la decoración de tu casa, modifica los muebles o la ubicación de tu cama.
Compra nuevas plantas o siembra semillas en un almarcigo y espera a ver el fruto de tu entusiasmo.
Todo eso es sumamente sanador y está al alcance de nuestras manos, como parte de nuestra naturaleza humana.
Llevamos dentro el remedio para muchos de los males que nos aquejan. Y todo está en que hoy mismo te decidas a aplicar la creatividad.
