Nuevas vocaciones sacerdotales. La Iglesia en Nicaragua sigue viva. Los fieles siguen llenando los templos, y muchos sacerdotes y obispos acompañan al pueblo en estos momentos difíciles. Entre las nuevas vocaciones sacerdotales se encuentran tres jóvenes: Axel, que acaba de terminar su Bachiller en Teología; Alder, que está en 2ª curso; y Luis, que estudió 3 años de formación filosófica en el Seminario Mayor San Pedro, en Granada (Nicaragua), y ahora está cursando 1er año del Bachillerato Teológico.
Los tres residen en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona, ciudad donde cursan sus estudios en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.
Aleteia se encontró con ellos en Tarragona (España), donde este verano realizaron su misión pastoral. Pudimos hablar sobre su vocación y sus estudios.
Axel: de pequeño jugaba a celebrar Misa
Axel acaba de terminar sus estudios de Teología y ya está de vuelta en Nicaragua. Entró en el Seminario Arquidiocesano La Purísima de Managua, con solo 15 años. Allí realizó sus estudios filosóficos y, al acabar, sus formadores le propusieron ir a Pamplona a continuar su formación sacerdotal.
Según cuenta, ya desde pequeño iba con su familia en Managua a la Misa dominical a la parroquia de Santo Domingo, al que tiene mucha devoción. Nos explica que “también tenía mucha devoción a la Virgen. Mi abuelita rezaba todos los días en casa delante de una imagen de la Inmaculada Concepción de María, y nos invitaba a mí y a mis primos a rezar”.
Axel confiesa que “en muchas ocasiones jugábamos a celebrar Misa” y que el testimonio y labor de su párroco le sirvió de ejemplo, ya que “era un hombre joven, sencillo y muy cercano. Realizaba una gran labor pastoral: visitaba a los enfermos y trataba a las familias de la parroquia, con las que hablaba a menudo. Cuando el párroco hace mucho trabajo pastoral, siempre hay abundantes frutos”.
Una petición a la Virgen
Axel nos cuenta también cómo descubrió su vocación: “A los 12 años empecé a rezar el rosario todos los días yo solo y, sin saber muy bien por qué, le pedía a la Virgen que nunca se me quitara el deseo de ser sacerdote. Pero crecí, llegaron las chicas y dejé de rezarlo. Entonces visitaron mi parroquia unos seminaristas que cada año realizaban su misión, y uno de ellos me dijo que yo tenía cara de cura. Fue entonces cuando recordé lo que yo pedía a la Virgen unos años antes”.
Así que Axel empezó a ir a los encuentros vocacionales que se organizaban semanalmente y tomó la decisión de formar parte del programa de discernimiento vocacional. Su familia le apoyaba, sobre todo su abuelita, mientras que su padre, con cariño, le aconsejó que antes de entrar en el seminario estudiara una carrera civil.
Dije “sí” pero lloré de miedo
Después de ese año de discernimiento, de diferentes encuentros vocacionales y de realizar un retiro espiritual, Axel fue aceptado en el Seminario. “Recuerdo que yo pensaba que me iban a decir que no, y al oír el “si” lloré de miedo. Pensaba que no iba a ser capaz de ser un buen sacerdote y de ser fiel. Sin embargo, el sacerdote con quien hablé me dijo estas palabras que no olvidaré: “De que vas a caer, vas a caer”.
Tras cuatro años en el Seminario de Managua, su arzobispo le propuso continuar sus estudios en España, concretamente en Pamplona. Axel se llevó una gran alegría. Sin embargo, le sorprendió porque “yo no tenía en mente salir a estudiar fuera de mi país. Además, yo era muy tímido y estaba muy aferrado a mi familia”.
Un coro embellece la liturgia
En Pamplona ha cursado el Bachillerato en Teología. Se licenció el pasado mes de mayo después de 4 años de estudio. En esta ciudad residió en el Seminario Internacional Bidasoa donde formaba parte del coro: “En el coro de Bidasoa hay mucho talento, y la música se cuida mucho en la liturgia porque la embellece”.
Axel ya pertenecía a un ministerio de alabanza de música católica en Nicaragua, donde tocaba durante la Misa varios instrumentos de percusión y también la guitarra. Hace solo unos días regresó de nuevo a su país, pero antes pidió oraciones a los lectores de Aleteia.
Alder y Luis siguen con sus estudios
Otro seminarista nicaragüense es Alder, de la ciudad de Rivas, perteneciente a la diócesis de Granada. Está en su 2º curso. Y el tercer joven es Luis, del mismo lugar, quien solo lleva un año estudiando el Bachillerato Teológico en Pamplona.
Tanto Alder como Luis pertenecen a una familia de costumbres cristianas. Desde pequeños participaban en la Misa dominical y, en el caso de Alder, también solía acompañar a su abuela a la celebración de la palabra todos los jueves, ya que ella era ministra de Comunión en su parroquia de San Pedro Apóstol, en Rivas.
"Temía la reacción de mi familia"
Comenta Luis que cuando era adolescente y participó en la catequesis para recibir el sacramento de la Confirmación, ya empezó a asistir a los encuentros de la Pastoral Juvenil.
Y añade:
Para él fue clave el testimonio que ofrecía su párroco: “El Padre Isidro era muy cercano a las almas, la gente se refugiaba en él. Me llamaba la atención porque durante la Misa realmente creía en lo que celebraba, tenía un gran amor a la Eucaristía y a la Virgen”.
Su ejemplo influyó en su decisión de ser sacerdote. Para él “la vocación es vivir en la verdad con amor”.
El encuentro de Alder con el Papa Francisco
La trayectoria de Alder fue similar. Él también participaba activamente en la vida parroquial, de la que era monaguillo, y luego empezó a tomar parte de la Pastoral Juvenil.
De hecho, durante una temporada fue el secretario nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
Como él cuenta, “fue en esa época, durante la celebración del XI Foro Internacional de la Juventud en Roma, cuando tomé la decisión de ser sacerdote”.
Alder representaba a Nicaragua y pudo conversar brevemente con el Papa Francisco.
Después de este encuentro con el Papa y de escuchar sus palabras dirigidas a todos los participantes, Alder consideró que Dios le llamaba al sacerdocio.
Era el año 2019 y acababa de terminar sus estudios de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Redemptoris Mater (UNICA) de Managua, con unas notas extraordinarias: se le consideró el mejor alumno de la Universidad por su puntuación académica, que alcanzó los 99,6 puntos. Así que renunció a su reciente trabajo y dejó su responsabilidad como secretario de la Pastoral juvenil.
Fue entonces cuando su obispo decidió enviarle al Seminario de Pamplona a iniciar sus estudios de Teología.
Ambiente de familia y mucha oración
Preguntamos a Luis y a Alder sobre su experiencia en el Seminario Internacional Bidasoa. Ambos coinciden en señalar “el buen ambiente que se vive entre todos los seminaristas y los formadores, donde el cariño y el respeto son la base para crear un ambiente familiar”.
“Además – destacan- se recibe muy buena formación académica, espiritual y cultural. Se cuida mucho la liturgia, la Misa y el trato con el Señor gracias a la oración. Es habitual hacer adoración delante del Santísimo, ya que fortalece la vida de piedad”.
Luis comenta que también se comparten otros momentos de convivencia mediante el deporte, las excursiones o alguna fiesta. Confiesa que a él le gusta especialmente el día de Reyes, el 6 de enero.
"Señor, pídeme lo que quieras"
Alder dice:
También Axel lo tiene claro y lo resume en su frase vocacional atribuida a San Agustín:
Desde Aleteia les invitamos a rezar por ellos y por todas las vocaciones.