“No hacemos más que discutir”. “Arreglamos las cosas y al poco tiempo volvemos a lo mismo”. “Me doy cuenta de que cuando estamos juntos no puedo ser yo mismo, me pone en ridículo delante de mis amigos”. “No me trata bien pero cuando nota que me distancio un poco, me engatusa para que vuelva”.
Situaciones como estas en el noviazgo nos deben llevar a plantearnos si es conveniente o no seguir adelante porque una relación así no es sana.
Dar el paso
Cuando lo vemos “con la cabeza”, hay que asumirlo y ponerlo en práctica; eso no significa que vaya a ser fácil. El noviazgo implica que queremos al otro, que estamos enamorados, luego es normal que nos dé vértigo la decisión de cortar. Pero, si lo vemos claro, hay que dar el paso.
Una vez que ponemos fin a esta relación, necesitaremos un tiempo para:
Darse tiempo para recuperarse
En estos momentos, los buenos amigos nos pueden ayudar mucho. Tanto para hacernos ver cuándo una relación es tóxica o nos está haciendo daño, como para arroparnos en la ruptura. Esa ayuda será muy buena si el fin es que te pongas bien, que te des un tiempo para cerrar tus heridas, para ver qué ha podido contribuir a que las cosas no hayan salido bien, qué podrías cambiar para estar mejor, y perder el miedo que te puede haber quedado a que te hagan daño.
Hay un peligro que es más frecuente de lo que pensamos: y es que muchas personas no saben estar solas y buscan compulsivamente una nueva pareja. Pero, si sales de una relación que ha ido mal con heridas, y entablas inmediatamente una nueva relación, esas heridas no están sanadas; fácilmente lo que buscas es compensar una carencia. Quiero decir que la nueva relación no se inicia en igualdad de condiciones, “de tú a tú”, porque estás en una situación de debilidad. Así que, mejor, no tengas prisa: primero ponte bien, para poder iniciar una nueva relación en igualdad y desde la libertad, no desde la carencia.
Qué pueden hacer los amigos
A los amigos: si de verdad queréis ayudar, pensad qué estáis diciendo cuando animáis a alguien que ha pasado por una ruptura a “rehacer su vida”. Tendemos a ver como “LA” solución que encuentre a otra persona. Pero lo mejor no es buscarle inmediatamente otra pareja: encadenar una relación detrás de otra no es síntoma de madurez.
Lo que realmente “rehace su vida” es cuidar a vuestro amigo, arroparle en un momento en que necesita afecto, que esté acompañado de personas que le quieren y quieren su bien. Que le ayuden a expresar y recolocar sus sentimientos, para que, desde la libertad, siga su vida con madurez y sin dependencias tóxicas.