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En Venezuela no es fácil para madres y padres lidiar con los sufrimientos generados por las enfermedades y el posterior fallecimiento de sus hijos. Aunque lo natural es que los descendientes sean quienes entierren a sus padres, en el rico país petrolero – en crisis desde hace varios años – son muchos padres quienes ven morir de mengua a sus hijos.
El colapso de los hospitales es parte de esta tragedia de característica antinatural.
Hasta inicios de abril de 2022, son cuatro años y 10 meses de la suspensión del programa de procura de órganos en Venezuela. Los más afectados son los niños, niñas, adolescentes y adultos que quedaron sin respuestas y sin la esperanza de contar con un trasplante para prolongar sus vidas.
Tan solo en el servicio de nefrología del hospital infantil “J. M. de los Ríos” de Caracas, desde el año 2017 han fallecido 68 niños; de ellos, cinco en lo que va de 2022, aseguró para Aleteia, la abogada Katherine Martínez, directora de la ONG Prepara Familia.
Niurka y otros “héroes” murieron esperando sus trasplantes
Resulta imposible no recurrir a Prepara Familia para recordar los casos. Entre los más recientes se encuentran Anthony Matute, de 12 años y Jeberson Rojas, de 17 años, “héroes” que murieron el 26 y 22 de marzo de 2022, respectivamente.
Brote infeccioso. Jeberson era sobreviviente del brote infeccioso ocurrido entre mayo y diciembre de 2017, en el servicio de nefrología de este centro médico. En esa ocasión mueren 12 niños por falta de antibióticos para tratar la bacteria intrahospitalaria que se produjo por la falta de limpieza del tanque de ósmosis del JM de los Ríos.
Era un grupo de nueve madres y padres cuyos niños habían sido infectados; entre ellos estaba Jeberson. “Él estuvo en todo ese proceso, con un deterioro tan importante de tantos años recibiendo diálisis sin esperanza”, ratificó Martínez.
Pero antes que Jeberson, el 16 de marzo de este, falleció Milán Montilla, de 4 años de edad y de condición oncológica. Igualmente, Juan Morales de 17 años, falleció en enero; y en febrero murió Ángel Céspedes, de 15 años. Y así, la lista crece hasta 68 o más…
Caso de Niurka. Aunque cada niño o adulto que fallece esperando trasplante, genera una dolorosa historia en medio de la crisis sanitaria de Venezuela, uno de los casos más impactantes fue el de Niurka Camacho. Su testimonio cobró fuerza el 30 de junio de 2021, cuando habló ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
“He visto muchos compañeros falleciendo a la espera de un trasplante”, dijo ante los impactados funcionarios del organismo multilateral. Con la voz entrecortada, suplicaba: “Yo no quiero que a mí me pase lo mismo por esperar un trasplante”. Sin embargo, la operación nunca llegó y falleció el 3 de agosto de 2021, luego de cumplir 15 años de edad.
Con medidas cautelares, pero…
En vista de la tragedia ocurrida con el brote infeccioso de 2017, las organizaciones no gubernamentales Prepara Familia y CECODAP, solicitaron medidas cautelares ante la CIDH, para evitar futuros daños irreparables a la población hospitalaria, específicamente a los pacientes del área de nefrología de este hospital infantil.
“Estas se concedieron en febrero del año 2018”, ratifica Katherine Martínez. No obstante, “cuatro años después de ese importante suceso, las condiciones sanitarias en el Hospital J.M. de los Ríos no muestran mejorías significativas”, indica.
Las medidas cautelares se extendieron a fines de 2018, para englobar a otros 13 servicios de este centro de salud del Estado, pero su incumplimiento por parte del Estado se mantiene. “Esperamos que el Estado cumpla con estas medidas”, alegó.
Vilomah, un velorio cinematográfico
Bajo este contexto, el jueves 7 de abril, se proyectó por primera vez el cortometraje documental “Vilomah”. Había sido grabado hace cuatro años y expuesto ante la CIDH.
Su contenido evidencia los eventos trágicos causados por el brote infecciosos de 2017; y refiere “cómo los supervivientes han lidiado con el duelo resultante”. Los relatos son de las mujeres cuidadoras (madres de los niños hospitalizados), que fueron testigos de primera mano en estos hechos: Vicky, Carmen, Emilce, Judith y Katherine.
“Sus hijos fueron convertidos en víctimas de la carencia de insumos y condiciones sanitarias básicas, haciéndolos propensos a infectarse con agresivas bacterias, las cuales acabaron con sus vidas”, indica la nota.
Jóvenes cineastas
La palabra “Vilomah” que identifica el cortometraje, proviene del sánscrito y surge para llenar un vacío. “A través de esa palabra, la tragedia encuentra expresión”, explicó Juan Pablo Orellana, realizador del documental.
Explicó que la escritora Mansha Daryanani usó este término tras sufrir la pérdida de su hija. El título de su libro es “Vilomah” que significa padre o madre cuyo hijo ha muerto.
“Consideramos necesario evidenciar lo que estaba pasando y sigue pasando. Porque resulta fácil olvidarse de una lucha perdida, pero sería lamentable que esta tragedia prevenible también fuera silenciada, como lo han sido muchas otras en nuestro país”, alerta el director.
El cortometraje lo realizaron los hermanos Orellana que en su curricular fílmica cuentan con La culpa y otros síndromes; este les valió el premio al “Mejor talento joven” del Mobile Motion Film Festival de Zurich, Suiza, en 2020.
Este es el primer corto documental producido por Prepara Familia, y tiene una duración de 22 minutos. Cuenta con la música del talentoso violinista Luis Méndez quien además, es uno de los pacientes de hemodiálisis.