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El arzobispo Tomasz Peta habló por televisión con ocasión del día de luto nacional declarado en el país el lunes (10 de enero), haciendo un llamamiento a sus conciudadanos a hacer todo lo posible por resolver de manera pacífica la situación actual del país.
En su mensaje en ruso, enviado también a la fundación Aid to the Church in Need (ACN), el arzobispo de la arquidiócesis de María Santísima en Astaná, sede episcopal de la Iglesia católica que cubre el norte de Kazajistán, lamentó los trágicos incidentes de las últimas semanas. Cerca de 200 personas perdieron la vida en los conflictos, aparentemente desencadenados por las protestas debidas al aumento de los precios de los combustibles.
“Lloramos por las víctimas” dijo, también pidió a los sacerdotes de la archidiócesis celebrar misas el jueves 13 de enero “para orar por las víctimas y pedir por la paz en nuestro amado Kazajistán”. El arzobispo celebrará la santa misa por esta intención en la Catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la capital de Kazajistán, Nur-Sultan, hasta 2019 conocida como Astaná.
“El domingo, después del rezo del ángelus, el papa Francisco habló sobre los incidentes. Encomendó Kazajistán a la protección de Nuestra Señora Reina de la Paz de Oziornoje. Siguiendo el llamamiento del Papa, también queremos pedir la paz por intercesión de la patrona de nuestro país, la Reina de la Paz”.
Fuentes consultadas por la fundación ACN informan que la situación en Nur-Sultan está bastante tranquila en estos momentos, mientras que Almaty, en el sur del país y donde los altercados fueron más graves, todavía reporta dificultades de comunicación. Desde que comenzaron los incidentes, el país ha estado experimentando problemas de internet y conexión móvil.
Sin embargo, a pesar de las dificultades, también el obispo de Almaty y presidente de la conferencia episcopal kazaja, José Luis Mumbiela, ha podido sumarse al llamado de oración por la paz en el día nacional de duelo por las víctimas. “Desde Almaty agradecemos a todos sus oraciones, su compasión y preocupación”, dice el prelado.
“Queremos recordar en nuestras oraciones a los que más han sufrido durante la última semana. Durante esos días y noches, Almaty estuvo bajo la niebla debido a las condiciones climáticas, pero también había niebla dentro de muchas personas” señala el obispo en el mensaje en ruso enviado a ACN. El prelado describe los acontecimientos actuales como una niebla, una bruma, que dificulta la comprensión de lo que está pasando y cómo pudo haber sucedido, y concluye: “la gente de Kazajistán, especialmente en Almaty, no se merecía nada como esto”.
Hablando de la situación actual en Almaty, monseñor Mumbiela explica que “la gente está volviendo poco a poco a una vida normal”.
Recordando que las celebraciones navideñas han acabado y comienza el tiempo ordinario en la liturgia, el obispo de Almaty resalta que es el tiempo en que las personas corrientes están llamadas a actuar: “Hay que recordar que la paz está en nuestras manos y depende de nosotros. Bienaventurados los pacificadores. No solo oremos por la paz, sino también creemos la paz para los demás con la ayuda de Dios”, dice y añade: “Tratemos juntos de reconstruir el Kazajistán que todos soñamos, con toda la gente de este país y de esta ciudad, un Kazajistán internacional e interreligioso, un Kazajistán de paz y armonía, un Kazajistán que Dios ama y bendice con el amor especial de santa María, reina de paz de esta nación”, subraya.
En su mensaje, el obispo también agradeció a quienes han servido con sacrificio y brindando la seguridad de las personas.
Por su parte monseñor Adelio Dell´Oro, obispo de la diócesis de Karaganda, en el centro este del país, recordó especialmente a las víctimas de su diócesis “donde mucha gente ha derramado su sangre” y recalcó que “toda vida humana es preciosa y la violencia no conducirá a una sociedad nueva, a un mundo nuevo”.
Asimismo, Dell´Oro explicó en su mensaje, también en ruso, que la verdadera paz es un don de Dios, posible cuando las personas experimentan la verdadera religiosidad “que nos da a entender que todos somos hermanos y hermanas”. “Entonces, podemos respetar la vida del otro y perdonarnos. Sólo podemos perdonar con el poder de Dios. Por eso, rezamos por todas las víctimas, con la esperanza de que todo se resuelva en paz, con justicia y por el bien de todos”.