El esposo de la Virgen María “es un maestro de vida espiritual” y podemos “invocarlo para que nos libere de las ataduras”
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El papa Francisco destaca el ejemplo de San José como un “padre que acoge” y que deja de lado sus planes personales por la “familia”.
De hecho, con la carta apostólica Patris corde (con corazón de padre), el Papa recordó el 150 aniversario de la declaración del esposo de la Virgen María, padre putativo de Jesús, como patrón de la Iglesia Católica y, con motivo de esta ocasión, hasta el 8 de diciembre de 2021 se celebrará un año dedicado especialmente a él.
El Papa subrayó hoy que San José “tras superar toda rebeldía y dejar de lado sus planes personales, aunque fueran legítimos, amó y acogió a María y a Jesús, una esposa y un hijo muy diferentes de la visión de la vida familiar que él hubiera deseado, pero por ello tanto más custodiados y amados por él”.
Lo escribió en un discurso entregado este jueves, 18 de marzo de 2021, a la Comunidad del Pontificio Colegio Belga con motivo del 175 aniversario de su fundación.
Un padre que acoge
Por lo tanto, sostuvo el Papa, José no buscó explicaciones para la sorprendente y misteriosa realidad con la que se encontró, sino que la acogió con fe, amándola así como era.
En este sentido, el Obispo de Roma escribe que “San José es un maestro de vida espiritual y de discernimiento, y podemos invocarlo para que nos libere de las ataduras de las demasiadas reflexiones en las que a veces acabamos perdiéndonos, incluso con las mejores intenciones”.
San José puede ayudar a las personas que manifiestan una tendencia a “aferrar ” y “poseer ” lo que les sucede, en lugar de acoger las cosas en primer lugar tal como se nos presentan.
En la víspera de la solemnidad de San José, 18 de marzo, en este año dedicado a él, y sabiendo que el Colegio Belga tiene como patrono celestial al Custodio del Redentor, Francisco invitó: “podemos mirar hacia él” para esbozar algunas consideraciones sobre “la paternidad”.
Un papá que custodia
Entonces, indicó que “San José es además un padre que custodia”. Es una tarea que “José vivió ” con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende”; la vivió ” con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio”.
Por eso, afirmó, cumplió esta tarea con la libertad interior del siervo bueno y fiel que sólo desea el bien de los que le han sido confiados.
Custodiar para José significa “amar con ternura a quienes nos han sido confiados, pensando ante todo en su bien y en su felicidad, con discreción y con perseverante generosidad”.
“Custodiar es una actitud interior, que conduce a no perder nunca de vista a los demás, sopesando de vez en cuando cuándo retirarse y cuándo acercarse, pero manteniendo siempre un corazón vigilante, atento y orante”.
Un hombre de familia que sueña
“San José es un padre que sueña”, escribe el Papa. “No un “soñador” en el sentido de alguien con la cabeza en las nubes, alejado de la realidad, no, sino un hombre que sabe mirar más allá de lo que ve: con una mirada profética, capaz de reconocer el plan de Dios donde otros no ven nada, y de tener así una meta clara hacia la que tender”.
En efecto, afirma, “San José supo ver en María y en Jesús no sólo a una joven esposa y a un niño: siempre veía en ellos la acción de Dios, la presencia de Dios”.
“Así, custodiando la fragilidad del Niño y de su Madre, José miró más allá de sus deberes de padre de familia y, prefiriendo creer a Dios más que a sus propias dudas, se ofreció a Él como un instrumento para la realización de un plan más grande, en un servicio prestado de forma apartada, generoso e incansable, hasta el silencioso final de su propia vida”.