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Las botellas verdes de agua de San Pellegrino están entre los símbolos más icónicos de la gastronomía italiana en todo el mundo. Sin embargo, quizás no habrá muchos que sepan que esta bebida refrescante recibió su nombre de un santo y mártir católico, san Peregrino, y que el agua tiene su origen en una localidad epónima a los pies de los Alpes, famosa por su agua milagrosa.
San Pellegrino Terme

Ubicada a orillas del río Brembo, al pie de los Alpes Bergamascos, San Pellegrino Terme es una ciudad ubicada a menos de una hora y media de Milán y es posible llegar en coche o en tren.
Esta localidad fue fundada en el siglo VIII por obispos del Sacro Imperio Romano, quienes nombraron a la ciudad en honor a san Peregrino, antiguo obispo de Auxerre, Francia, y constructor de la primera catedral de esta ciudad francesa.
San Peregrino murió mártir -torturado y decapitado- durante las persecuciones contra los cristianos ordenadas por el emperador Diocleciano.
"Agua milagrosa"
Las propiedades especiales de las aguas de San Pellegrino se conocen desde el siglo XII, pero fue durante el siglo XVI cuando la localidad se hizo famosa por toda Europa gracias a su agua “milagrosa”.
Fue entonces cuando Leonardo da Vinci visitó San Pellegrino para estudiar sus aguas durante varios meses. Después de un análisis hecho en profundidad, el artista y científico concluyó que el agua tenía propiedades “milagrosas”.

En el siglo XIX, San Pellegrino se convirtió en uno de los destinos de retiro más famosos de Europa para quienes buscaban curación y tranquilidad. Durante esa época se construyeron imponentes edificios de estilo Liberty, un símbolo del prominente papel que la ciudad desempeñaba en el panorama viajero europeo.
En la actualidad, la ciudad alberga un spa de aguas termales y la empresa donde se elabora la emblemática botella verde.


