Miles de personas acompañan al sacerdote en su visita a los enfermos con la Eucaristía para compartir la alegría de Cristo Resucitado.
La zona central de Chile tiene una tradición exclusiva y calificada por San Juan Pablo II como un «verdadero tesoro del pueblo de Dios», la fiesta religiosa de Cuasimodo. Cada segundo domingo de Pascua se «corre el Cuasimodo». Ese día los párrocos salen acompañados de fieles a entregar la Comunión a los enfermos que no pudieron comulgar el domingo de Resurrección.
La palabra Cuasimodo procede del latín Quasi modo, que significa «Al modo de», y corresponde a las primeras palabras de la antífona de entrada de la Misa de ese domingo (Segundo domingo de Pascua) Quasi modo géniti infantes: «Como niños recién nacidos»; de ahí nace el nombre.
Esta fiesta comenzó a mediados del siglo XIX. En aquel tiempo, los sacerdotes iban a caballo para entregar la Comunión a los enfermos que no pudieron comulgar en Domingo de Resurrección. Muchos feligreses los acompañaban para que asaltantes no robaran el copón con el Santísimo Sacramento. En señal de respeto, los hombres reemplazaban sus sombreros huasos por mantillas atadas a sus cabezas y esclavinas sobre sus hombros.
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El traje del cuasimodista es muy sencillo. Sobre la camisa a cuadros, una chaquetilla corta adornada con hileras de botones en las mangas y en los costados de la espalda. A la cintura una faja de varios metros de longitud, generalmente de lana roja, que ciñe el cuerpo del huaso y termina en una artística punta con flecos que cae a lo largo de la pierna. El pantalón castellano, negro con líneas blancas, y las polainas protegen al jinete de los roces en las cabalgadas por el bosque.
«Mi papá me trajo a Cuasimodo, el corre desde los siete años. Siempre me llamó la atención y decidí comenzar a hacerlo a los 17 años. Me gusta Cuasimodo porque le llevamos el Cuepor de Cristo a los enfermos, porque se encuentran postrados. Me da felicidad entrara a las casas y compartir la alegría de la eucaristía con quien más lo necesitan», relataba hace unos años Natalia Pavez, 20 años y cuasimodista de Quinta Normal.
Sin embargo, con el tiempo el tiempo Cuasimodo también ha ido incorporando bicicletas, carretas tiradas por caballos, motos, autos y hasta camiones y camionetas engalanadas. Miles de personas acompañan al sacerdote en su visita a los enfermos con la Eucaristía para compartir la alegría de Cristo Resucitado.
Ser Cuasimodista, al igual que todas las fiestas de Piedad Popular se transmite por generaciones. Darío, 23 años y Cuasimodista, cuenta: «Cuasimodo es una tradición del corazón. Mi espíritu se engrandece viendo a tantas personas corriendo el Cuasimodo; yo esto lo vivo desde niño cuando ya pude andar en bicicleta comencé a participar de esta verdadera fiesta de Cristo».
Este segundo domingo de Pascua las calles de Santiago, de pueblos y ciudades de distintas partes de Chile volvieron a vivir un nuevo Cuasimodo, celebración que regresó en 2022 tras la suspensión obligada por la pandemia.
Con respecto a 2023, tal cual informó la Iglesia de Chile, se realizó la tradicional corrida de Cuasimodo en sitios como la ciudad de Vallenar (norte, región de Atacama). Lo propio con la diócesis de Melipilla (dentro de la provincia eclesiástica de Santiago).
«Los sacerdotes debían llevar la Hostia consagrada a quienes por enfermedad u otras causas no habían podido asistir a la Vigilia Pascual. En un ambiente de fe, alegría y solidaridad, el sacerdote lleva, el Domingo de Cuasimodo, la Sagrada Comunión a los enfermos y ancianos postrados», recordó el obispo de Melipilla, Cristián Contreras Villarroel, reproduce la Iglesia de Chile en otro artículo.
Sin duda se trata de una celebración que no conoce de crisis de confianza, de fe y de abusos; lo único importantes es llevar la Eucaristía a los enfermos y tener el encuentro personal con Cristo.
A continuación un documental para conocer más sobre esta fiesta:
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