Un día por fin dijimos: “¡Ya basta!”Mi esposa es la menor de sus hermanos y yo tengo muchos primos mayores. Por eso hemos comprado muy pocos juguetes a nuestros niños porque hemos estado recibiendo de segunda mano casi en cantidades industriales. Hasta hace poco teníamos juguetes para llenar cuatro arcones grandes, la parte alta de los armarios de los niños y varios cajones espaciosos. Un batiburrillo de juguetes digno de un rastrillo. Hay de todo, desde Legos hasta bolos y figuritas de acción ocupando todo el espacio de almacenamiento disponible.
En el momento de jugar, el ritual de los niños es ir a su cuarto, sacar y poner en el suelo todos los juguetes posibles y escoger unos pocos favoritos para llevárselos a jugar al salón. Después de un corto rato, anuncian que están aburridos. Una situación del todo ridícula derivada de un número absurdo de juguetes. Sabemos que la calidad es más importante que la cantidad. Los niños también.
Inventario
Un día por fin dijimos: “¡Ya basta!”. Esta vez, fue mi mujer la que trajo los juguetes al salón, pero no solo unos pocos como hacían los niños, ¡sino todos! Entonces, llegó el día del juicio final para la población de juguetes. Desechamos un montón de juguetes rotos e inservibles; otros, en mejor condición, los empaquetamos para donarlos o para volver a usarlos nosotros si alguna vez volvían a caer en gracia. Al mismo tiempo, clasificamos los variados tipos de bloques y figuritas, comprobando qué conjuntos estaban incompletos y valorando si seguían siendo realmente útiles.
Actualmente, nuestros hijos solo tienen dos cajas con juguetes duros (plásticos o de madera) y otra con peluches. Sigue siendo mucho, pero no hay duda de que la colección ha menguado. Ahora, los juguetes vienen al salón en cantidades mucho más pequeñas. Los niños tienden a entrar en su propio mundo y se quedan en él, porque se ha vuelto un lugar más claro y más centrado.
Por nuestra parte como padres, ya no tenemos que desesperarnos ante la visión de un aparente caos infinito de juguetes. La limpieza diaria es más sencilla porque todo está en solamente tres recipientes. Los niños están más motivados para jugar con juguetes de varios componentes porque ya no tienen que buscar constantemente las partes que faltan, que antes estaban dispersas por doquier. Simplemente extraen los juguetes de un único lugar.
Puede ser difícil para los padres darse cuenta de que los niños no necesitan realmente los juguetes más modernos y sofisticados, igual que no necesitan un horario repleto de actividades. Simplemente necesitan un entorno apropiado para desarrollarse.
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Es fácil caer en el hábito de añadir cada vez más juguetes que los niños terminarán abandonando y luego protestarán porque están aburridos. ¿La solución a la que recurren con frecuencia los padres? Un vídeo. Algunos títulos en YouTube se anuncian incluso diciendo “una hora de tiempo libre para los padres”. Una hora a menudo se convierte en tres y se entra fácilmente en un círculo vicioso.
Janusz Wardak, un asesor familiar, me dijo hace poco que es mejor para el desarrollo de los niños que jueguen sencillamente con un palo y con tierra en el jardín que estar viendo el contenido más didáctico del mundo en una pantalla. Por supuesto, tampoco vamos a quitar a nuestros hijos de verlo todo, pero sí tenemos que ayudarles a mantener un equilibrio saludable. Reducir el número de juguetes nos ayudó enormemente a encontrar ese equilibrio. Deshacernos de tantísimas cosas podría parecer una mala idea al principio pero, de hecho, crea espacio para pasar tiempo juntos de forma más fructífera.
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