Cuando María estaba embarazada de Jesús, visitó a su prima mayor Isabel, quien también esperaba un bebé, Juan Bautista.
La Virgen vivía en Nazaret, al norte de Israel; Isabel residía en las montañas de Judá, según la tradición en una localidad llamada Ain Karin. Para llegar hasta su casa, María tuvo que recorrer una distancia de entre 100 y 150 kilómetros.
¿Qué llevó a María a caminar tanto? Después del anuncio del ángel Gabriel, la Virgen María “marchó deprisa” -explica Lucas en su Evangelio- a casa de Isabel con el propósito de cuidar de su prima, a la que llamaban “estéril”.
María atendió el mensaje del ángel que dijo: “Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez” (Lc 1,36).
Isabel, al recibirla, la reconoció como “la madre de mi Señor” y su bebé “saltó en su seno”.
La Virgen elevó una bellísima oración que hoy usan cristianos de todo el mundo para alabar a Dios.
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