Cambio de ritmo, pérdida de identidad social, miedo al vacío, soledad… Incluso para aquellos que sueñan con jubilarse, el comienzo de una nueva vida trae una cierta cantidad de estrés. Aquí una oración que puede ayudar a todos a afrontar este punto de inflexión con más serenidad y vivir una jubilación felizLa jubilación es mucho más que unas largas vacaciones. Es una nueva etapa de la vida. Hay quien la teme, quien quiere seguir trabajando, o por el contrario, quien la espera, desgastado por su trabajo.
¿Qué hacer con el tiempo libre? ¿Cómo no estar solo? ¿Cómo podré aguantar a mi amado cónyuge todo el tiempo? ¿Qué hacer para mantenerme activo?
La oración puede ayudar a responder a estas preguntas. El Movimiento Cristiano de Jubilación francés ha entendido esto muy bien. Descubre la hermosa oración que propone hacer tuya para pasar a la etapa de la jubilación con ánimo despreocupado.
Padre de todos los hombres, aquí estamos ante ti al entrar en el momento de la jubilación. Te damos las gracias y te bendecimos por los años de ayer, los años de trabajo. Perdónanos si hemos cometido errores. En tu amor, corrígelos.
Enséñanos a lamentar solamente el hecho de no haberte amado lo suficiente, de no haber amado a los demás como tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, los amó.
Te pedimos que continúes guiándonos para que estemos presentes en la sociedad actual, como testigos activos de tu presencia y tu amor. Creemos en el valor de la persona humana, de cada persona, rica o pobre, feliz o sufriendo, valiente o encamada, joven o vieja, porque sabemos que eres el Padre de todos los hombres y que acoges a cada uno como a tu propio hijo.
Señor Jesús, te pedimos que llenes nuestros días con tu presencia resucitada. Ahora tenemos un poco más de tiempo para escuchar tu Palabra y enriquecernos con ella.
Tú, que lavaste los pies de tus apóstoles, enséñanos a ser humildes servidores de nuestros hermanos y hermanas, especialmente de los que nos rodean, los que conocen la enfermedad o la soledad, nuestros ancianos a los que Tú amas especialmente.
Espíritu Santo, haznos acoger a todos, hijos, nietos, vecinos y amigos. Sepamos que somos el vínculo entre todas las generaciones, sin juzgar a los que no viven como nosotros. Ayúdanos a entenderlos. Enséñanos a afrontar las dificultades y tensiones con lucidez, a estar siempre disponibles, sobre todo para aquellos que dicen no creer en ti. Sobre todo, ayúdanos a no encerrarnos en nosotros mismos, sino a estar siempre atentos a los demás, a los que nos preceden y a los que vienen después.
Oh Dios, Trinidad de Amor, Tú eres nuestra vida. A ti te corresponde la gloria hoy y el día en que vengamos a ti.
Amén
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