Hoy me siento feliz. Lectores de mis libros y de estos blogs me escriben para contarme sus aventuras con Dios y cómo Él, en su infinita bondad, los ha transformado y los ayuda a recuperar el PROPOSITO en sus vidas. Me encanta saberlo.
Me emociona tener la certeza que Dios “está tocando” tantas vidas, llenándolos con su Amor. He recibido testimonios asombrosos que te compartiré en su momento. Te van a emocionar.
A veces preguntan si mi vida es sencilla, si no paso por dificultades y grandes tentaciones como ellos. Les respondo con estas palabras de San Juan: “Si decimos: «No tenemos pecado», nos engañamos y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1, 8)
Todos somos de carne, hueso y alma, y estamos expuestos a las tentaciones del demonio.
Me reconozco pecador, por eso acudo con frecuencia al Sacramento de la Reconciliación y me confieso con un sacerdote. Salgo renovado, con una gran paz. Y es que la confesión aparte de librarte de tus pecados, te da una gracia particular que te fortalece espiritualmente.
Mi vida no es sencilla. Tengo dificultades, problemas muy serios, tentaciones a veces terribles y en ocasiones no encuentro salidas y no sé qué hacer. Justo hoy me ocurrió.
¿Sabes lo que hago en esos momentos difíciles? Vengo a ver a Jesús en el sagrario. Él es la fuente de todas las gracias. Me encanta visitarlo, estar con Él, acompañarlo, porque es mi mejor amigo y tiene las respuestas que busco y necesito.
También me agrada visitarlo cuando está expuesto para la Adoración de los fieles, en una “Hora Santa” o en una capilla de Adoración Perpetua como la que tienen en la Iglesia de Santa Eduviges en Betania, Panamá. Aquí me encuentro en este momento con Él.
Le he pedido a Jesús disculpas por sentarme a escribirte en lugar de acompañarlo con mi silencio, mi amor y con mis oraciones. Le dije: “Siento que debo escribir esto. ¿Podrías ayudarme buen Jesús?” La respuesta no se hace esperar. Escucho en el fondo de mi alma que responde: “Escribe Claudio. Yo estoy contigo”.
Hay dos personas cercanas a mí en devoto silencio, están de rodillas, en adoración, apenas las notas, pero sabes que algo grande está ocurriendo en este momento en ellos.
“Te pido por ellas Señor y por todos los lectores de Aleteia, que lean este escrito. Bendícelos Jesús. Concédeles lo que tanto anhelan y necesitan. Restaura su salud y paz Interior”.
He dejado de escribir para hablar con Jesús. Él está aquí VIVO frente a Mi. Es una oportunidad que no desperdicio para decirle que le quiero y agradecer tantos favores y gracias inmerecidas.
Soy igual que tú, y sufro tentaciones. Y caigo. Y me levanto. Y vengo aquí a los pies de Jesús a IMPLORAR su gracia y decirle que “le quiero”.
Aprovecho que estoy frente al REY DE REYES para pedirle humildemente su gracia y su amor, que los derrame sobre los que viven en Pecado Mortal, los enfermos, las familias, Los sacerdotes, sobre ti, que estás leyendo estas palabras y en mis buenas amigas, las Benditas Almas del Purgatorio que esperan y agradecen nuestras oraciones por su liberación, para poder partir al Paraíso.
Querido lector(a) Dios va contigo. Ofrécele un alma limpia, pura donde pueda habitar. Acude cuanto antes a confesarte con un sacerdote. Recupera tu amistad con Dios.
No dejes que el demonio destruya tu vida y tu alma que es preciosa a los ojos de Dios, nuestro Padre.
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Te invitamos a leer un libro maravilloso que está tocando muchas vidas. SE TITULA: “CUARESMA. CUARENTA DÍAS CON DIOS”, de nuestro autor católico CLAUDIO DE CASTRO
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