Como sabes pasé mi infancia en la bella Costa Rica.Fue una época maravillosa, con mi abuela “Mamita”, mis primos, hermanos, tíos… Éramos una familia grande en el barrio La Dolorosa de san José. Al crecer algunos se dispersaron por el mundo, pero seguimos en contacto. Los recuerdos de nuestra infancia son fuertes y te arraigan a la familia.
Te lo cuento porque hoy recibí una carta al Niño Dios escrita por uno de mis primos ticos, Oscar Julio Méndez. Me gustó tanto que me animé a compartirla contigo y preguntarte:
“¿Recuerdas las cartas que siendo un niño le escribías? Ahora de grande, ¿qué le dirías en una carta?”
Me he sentado a escribir la mía… Mientras, te dejo con ésta tan especial…
CARTA A MI NIÑO BUENO DE GALILEA
Mi pequeño Dios:
Como en mis momentos de rodillas rotas, pantalones cortos y deseos de todo y de nada, con una conciencia de algodón y de ilusiones, te quiero pedir para esta Navidad que me ayudes a cumplir “mis quiero”.
Quiero vivir en un mundo de valles verdes sin temores ni guerras, viendo a mis hermanos mirar el sol y las estrellas con amor del bueno.
Tomarme un café con rosquillas viendo las mesas llenas de alimento y de paz en cada corazón.
Despertarme temprano corriendo entre las nubes de los deseos buenos y del amor fraterno.
Perseguir estrellas para jugar con ellas y hacerlas caer en las noches de luna llena para que iluminen las mejores historias y tu carita de niña.
Quiero decirles a todos que sigues vivo y que nos amas como nunca y como siempre.
Regarle una flor al amor de mi vida.
Quiero tomar el camino de las causas perdidas para hacerlas causas ganadas.
Mirar a papá abrazando a mamá.
Vivir sin guiones baratos y comportamientos absurdos.
Vivir en positivo y olvidarme de lo absurdo de tantas situaciones.
Sentarme a tomar un café con galletas en primavera con mi rosa y mi musa.
Silbarle a la luz de la luna mirando las estrellas de la mano contigo.
Lavar el futuro con agua bendita.
Quiero correr por ahí tomados de la mano hasta el final del camino
Dar las mejores respuestas a tantas inquietudes y desesperanzas.
Perderme en mis absurdos para darte la esperanza perdida.
Quiero correr por las calles sin mirar las esquinas.
Quiero abrazar a papá como cuando tenía 5 años.
Quiero que me traigas “mis quieros”.