No sé si te ha pasado alguna vez. Suelen ocurrirme cosas curiosas, a las que normalmente no les presto atención, pero hoy fue diferente. Estaba en la Iglesia con Vida, mi esposa y Luis Felipe, mi hijo de 12, años, esperando que iniciara la misa. De pronto me llega a la mente esta bella
“Bendito, bendito sea Dios. Los ángeles cantan y alaban a Dios…”
Me arrodillé. Y recé. En voz baja me puse a cantar mientras miraba el altar.
“…”
Me encantó poder vivir ese momento tan especial. Recordé mi infancia cuando iba con mis padres a Misa.
“Adoro en la hostia el cuerpo de Jesús…”
Como el sacerdote aún no llegaba fui a la capilla donde tienen el sagrario con Jesús sacramentado, le canté un fragmento de esta canción y me he sonreído con Él por esta ocurrencia.
De vuelta en casa me puse a reflexionar en ello. Pasé un buen rato buscando en Internet las canciones de la Infancia, que escuchábamos en las procesiones, la misa.
Una en particular me gustaba mucho y la cantaba a todo pulmón. Seguro la conoces:
La escucho emocionado, mientras te escribo.Eran canciones muy bellas que te llenaban de una serenidad única, la certeza del cielo, la presencia de Dios en medio de nosotros.
¿Es bueno cantarle a Dios? La santa Biblia está llena de referencias.
“Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo”. (Ef 5, 19-20)
Cantar con nuestro corazón a Dios, es lo que me propongo hacer.
Hay una canción que cuando la escucho o la canto, me ayuda a elevar mi alma al cielo. Es tan hermosa.
Me gusta a Jesús en el sagrario, cuando estamos solos Él y yo.
Oh buen Jesús, yo creo firmemente,
que por mi bien estás en el altar;
que das tu cuerpo y sangre
juntamente, al alma fiel
en celestial manjar.
Indigno soy, confieso avergonzado,
de recibir la Santa Comunión;
Jesús que me ves mi nada
y mi pecado, prepara tú
mi pobre corazón.
Y termino con esta súplica:
Buen Jesús, te lo pido, prepara Tú mi pobre corazón…
……………………….
Te invitamos a leer este simpático artículo de Claudio de Castro, nuestro autor, que seguro te va a encantar.