Panamá. Lunes, 10:30 a.m.
Timbra el teléfono repetidas veces.
Claudio de Castro (mi papá) se apresura a responder, sin saber que esta llamada cambiaría su vida para siempre.
—¿Alóoo?
—¿Señor Claudio?
Era una voz gruesa.
—Lo escucho.
Hablaban en voz alta desde el otro lado del auricular con evidente preocupación.
—Le llamamos del aeropuerto. Tenemos un serio problema y nadie ha podido solucionarlo. Estamos muy inquietos. ¡Necesitamos ayuda!
Se escuchaban otras voces como cuando hay varias personas reunidas.
Mi papá en ese momento era el director de una aerolínea en Panamá, la Pan American Airways.
Su secretaria se acercó discretamente, preguntando qué ocurría.
—No han podido decirme — le explicó mi papá en voz baja y retomó la conversación con el empleado del aeropuerto.
—Bueno, todos tranquilos, a ver si me explican qué ocurre.
—Tenemos con nosotros a una anciana que ha perdido su vuelo a Guatemala.
—¿Y cuál es el problema?
—No carga dinero, ni pertenencias… Su maleta es una caja amarrada por un cordel. Y… ¡No sabemos qué hacer con ella!
—¿Al menos saben su nombre? — preguntó mi papá.
—¡Oh sí! ¡Es la Madre Teresa de Calcuta!
Mi papá colgó apresurado, sin poder dar crédito a lo que había escuchado y se marchó al aeropuerto. En el camino se comunicó con mi mamá para informarle que salía de viaje y que luego le explicaría. En el aeropuerto, conoció a la Madre Teresa, conversó con esta mujer, aparentemente frágil, pero llena de una fortaleza sobrenatural, y una gran espiritualidad y sencillez. Le consiguió un boleto para que pudiera volar ese mismo día a Guatemala y decidió viajar con ella en el avión.
Mi papá era judío.
Nunca nos contó lo que conversaron en ese viaje, pero sabemos que lo cambió.Su mundo se llenaba de preguntas e inquietudes. Tomó un librito que cargaba consigo y le pidió a Madre Teresa un recuerdo de aquél viaje. En este momento lo tengo en mis manos y copio textualmente las palabras que ella le escribió a mi papá.
“Be holy –because Jesus who loves you is Holy.
God Bless you”. M. Teresa Mc
Traducido sería:
“Sé santo porque Jesús que te ama es santo. Dios te bendiga”.
Creo que estas palabras de la Madre Teresa también son para ti.
A partir de ese día, empezó a comunicarse con ella. Sabemos que esto tuvo un impacto profundo en su vida.
A los años de este maravilloso encuentro, mi papá murió, católico, recibiendo la santa comunión.
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