Ayer volvimos a visitar la librería. Salamanca tiene grandes librerías y mi hijo mayor, que es un gran lector, se ha enganchado a una serie de libros de John Grisham, escritos para jóvenes, y cada vez que termina uno va a por el siguiente. A mí no me importa gastar dinero en libros, y menos en la sociedad en la que vivimos, de la imagen, la instantaneidad y el vacío personal de reflexión e interioridad. Así que nos fuimos cuatro miembros de la familia de visita librera y acabamos saliendo con un libro cada uno.
Dicen los expertos que leer es sinónimo de cultura, de libertad, de sabiduría. Y estoy de acuerdo, aunque también creo que no sirve leer cualquier cosa. Un libro entre manos te dispone a un viaje inédito y apasionante, un viaje que sale de dentro de uno para tocar la vida de lo que sucede alrededor. Es un ejercicio de imaginación, de empatía en la distancia, de aprendizaje forzado en la lejanía física y en la cercanía espiritual. Es dejarse tocar dentro para ser transformado. Da igual que sea un ensayo, una novela, un cómic de Astérix… el hecho de enfrentarse a la palabra, a la narración y a uno mismo… nos hace mejores.
Es muy raro ya que a los niños alguien les regale un libro para su cumpleaños. Queda como mal. Queda como cutre. Queda como aburrido. Queda como pasado de moda. Pero ¿hay algo mejor? ¿Hay algo más valioso? ¿Hay algo más apasionante? ¿Hay algo más cool? Sinceramente, creo que no. ¿Por qué hemos dejado de hacerlo? ¿Qué nos lleva a comprar tanta tecnología, tanto capricho, y a abandonar definitivamente la compra de un libro?
Recuerdo con agrado el primer libro que soy consciente de haber leído: “Miguel Strogoff” de Julio Verne. Y recuerdo también haberlo releído no hace mucho. Y aquellos personajes de aventura y aquella historia épica que recordaba de mi niñez, se habían mantenido y habían crecido y se me presentaban ahora, además, unas historias humanas de gran hondura, donde la injusticia, la tragedia, el fracaso, el poder, el amor, la valentía… se entremezclaban magistralmente. Y recuerdo “La sonrisa etrusca” de José Luis Sampedro y “El Principito” de Exúpery y “Razón de amor” de Pedro Salinas y “Los pilares de la tierra” de Ken Follett y tantos otros que han marcado mi persona desde bien pronto.
Leer nos hace mejores. Leamos y enseñemos a leer. Al que lee, se le manipula con mayor dificultad.
Un abrazo fraterno – @scasanovam