Sigo sorprendiéndome de la facilidad de muchos católicos y creyentes para intentar convencerse de que el Evangelio sólo cabe en su opción política. Ha vuelto a pasar tras las elecciones en Andalucía. Me sorprendo leyendo, un día después del recuento en las urnas, a muchos posicionándose a favor o en contra de determinados partidos y sacando el Evangelio como arma arrojadiza, como si Jesús de Nazaret fuera un dirigente político con un programa reformista, social, integrador y progresista, o conservador, depende del gusto de cada cual.
El Evangelio trasciende todo sistema político, todo partido. Por eso hay cristianos en el PP y en Podemos y el PSOE y en IU y en ERC y en JxCat y en VOX y en casi todas las formaciones políticas del panorama nacional. Parece que no lo entendemos. Como ciudadanos, cada uno, entendemos la sociedad de una manera y elegimos o militamos en los lugares que, creemos, más se ajustan a lo que creo más justo, más decente, más beneficioso para todos. Yo no me acerco a votar buscando el Evangelio en las papeletas. Si fuera así, nunca podría votar. Y, posiblemente, nunca podría involucrarme en política y gobernar para todos.
Yo creo que el Evangelio es previo a todo eso. El Evangelio de Jesús nos invita a ser ciudadanos responsables que no viven de espaldas al otro, a sus conciudadanos, a su ciudad o a su pueblo, a la realidad de sus gentes y de todas las gentes del lugar, del país, del mundo. Eso es Evangelio. Ir a ejercer el derecho al voto, buscando en conciencia un bien mayor, discerniendo la oportunidad, la opción de cada momento histórico en el que se vota, comprometidos con una manera de entender el mundo donde todos somos corresponsables.
E involucrarnos. Algunos son llamados directamente a la política de partidos. Pero todos estamos invitados a poner de nuestra parte, a clamar contra las injusticias, a ser honestos con nuestros impuestos, a acompañar a los pobres y olvidados, a luchar por la igualdad, a fomentar en nuestros hogares el debate, el intercambio legítimo de ideas, el diálogo fructífero. Todos estamos invitados a participar en alguna asociación, en alguna organización civil, ciudadana, vecinal, para dejar parte de nuestro tiempo en un proyecto de todos.
El Evangelio no tiene siglas políticas. No mercadeemos con algo tan importante. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Seamos testigos y profetas en nuestro entorno y ayudaremos a que nadie tenga que buscar salvadores en los puestos de venta de humo.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
Hoy celebramos a...