Hay que recuperar el debate y el diálogo fructífero. Hay que recuperar la expresión oral, la capacidad de argumentar, de defender las ideas, de escuchar las de los otros, de respetarnos, enriquecernos y confrontarnos. Lo hemos perdido.
No sé si es tema de la escuela o de la casa de cada uno, pero compruebo que la urgencia convierte esto en inaplazable. Nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestros jóvenes… están perdiendo la posibilidad de saber expresarse, de pensar por sí mismos, y todos estamos cayendo en la trampa. El otro día lo comentaba con una profesora del colegio de mis hijos: queremos que sean librepensadores pero en realidad no les damos la posibilidad de serlo; entre otras cosas, porque eso nos implicaría también a nosotros estar dispuestos a escucharles y a cambiar cosas.
Es más fácil dar órdenes, establecer normas, darlo todo hecho. Sin duda, es mucho más fácil. Pero ¿hacia dónde nos encaminamos? Sin duda hacia un mundo donde lo natural será ser manipulado, permanecer inmóvil, aceptar y decir que nada puede cambiar. Un mundo donde un tweet o un estado de Facebook genere opinión, donde dejaremos de leer las posturas de quienes opinan distinto a nosotros, donde el totalitarismo, tal vez vestido de más bondad que en la antigüedad, será el rey de todas las sociedades.
Intento, y me empeño, preguntar las opiniones sobre todo, poner patas arriba cualquier supuesto y pedir a los chicos que piensen por sí mismos, que no tengan miedo de preguntarse, de dudar, de poner en cuestión lo que les estamos contando en tantos lugares. En el ámbito religioso, escolar, familiar, social… les llenamos de verdades, que les son dadas, y les pedimos que las asuman, que las crean y ya está. ¿Tendremos miedo nosotros de que haya preguntas incómodas? ¿Tendremos miedo de que el pensamiento libre sea capaz de echar abajo nuestro castillo de naipes, tan seguro y cómodo?
Nos la estamos jugando en este tiempo. Los conocimientos y la cultura está ahí, a golpe de ratón, de Tablet, de Smartphone… Usemos el tiempo en enseñarles a mirar más allá, a pensar más allá, a preguntárselo todo, a hacer sus propias síntesis… Yo quiero un mundo de personas, no de peleles; de personas, no de personajes.
Un abrazo fraterno – @scasanovam