Ayer en los medios apareció una noticia curiosa sobre la vida de S. Juan Pablo II Papa. La noticia, difundida por la BBC, y luego matizada por otras entidades involucradas, hablaba de una correspondencia entre Juan Pablo II y una muy buena amiga suya, casada. Esto, que en nada parece tener entidad de noticia, se aderezó con la palabra entrecomillada “intensa” y ya la tenemos montada.
Por mí parte, lo primero que tengo que decir es que no esperaba menos de un Papa: que tuviera amigos, que tuviera amigas, que se carteara con ellos y ellas y que su relación fuera vivida con gran intensidad. ¿Puede la amistad ser vivida en menor medida? Por otro lado, teniendo en cuenta el ministerio que le tocó ejercer a Karol Wojtila, entiendo que sus amistades debieron significar un sostén importante durante su largo pontificado.
No me quiero entretener en dimes y diretes acerca del propósito de la BBC y de muchos medios con esta noticia. ¿Sembrar dudas sobre la figura de Juan Pablo II? A estas alturas no deberíamos rasgarnos las vestiduras ante tales prácticas periodísticas así que, mejor, no perdemos el tiempo. Lo que sí me gustaría es dedicar un rato a pensar qué se pensaría de mí si dentro de 50, 60 o más años, salieran a la luz todos los escritos, whatsapp, mensajes, etc. que yo me intercambio con mis amigos y amigas, solteras y casadas.
Estoy casi seguro que mis relaciones también serían calificadas como “intensas”. No sé vivir de otra manera: intensamente. Intensas, porque en la amistad que tengo con mis amigos y amigas, me desnudo; me nuestros sin tapujos, tal cual, y cuando uno apuesta por mostrarse así, es mucho lo que se pone en juego. Intensas, porque necesito de la energía positiva, de la bondad y la esperanza que generan estas relaciones para sobrellevar con alegría mi día a día. No es cuestión de chispas sino de auténticas centrales térmicas… Intensas, porque cuestiono y soy cuestionado, porque corrijo y soy corregido, porque hago daño y me hacen daño, porque hablo y escucho… no son relaciones neutras, limpias, suaves, discretas… son relaciones verdaderas y la verdad siempre es intensa. Intensas… porque son sanas, porque nos decimos que nos queremos, porque nos buscamos, porque nos apoyamos, porque nos miramos y miramos juntos al frente, porque nos cuidamos…
El matrimonio, entiendo que como otros sacramentos, ni sustituye ni anula las buenas amistades; no debería. Al revés, un matrimonio, y el sacerdocio, necesita de buenos amigos que ayuden intensamente a que el proyecto de vida funcione, dé fruto y sea una auténtica fiesta.
Un abrazo fraterno – @scasanovam