Algunos podrían pensar que con la Navidad se acaba todo. Hace poco vi un “meme” en Facebook que decía algo así como que el simulacro de bondad ya había terminado y que ya podíamos volver a ser los mismos de siempre. De hecho, parece que cuando terminan las fiestas y volvemos a guardar el belén y el árbol en las cajas, se cierra la etapa más bonita e irrepetible del año. Y una especie de sombra de realismo nos invade…
Nada más lejos de la realidad. Con el domingo del Bautismo de Jesús, con el que se cierra la Navidad, creo que la Iglesia nos lanza un mensaje claro: ahora comienza todo. El Bautismo nos revela un doble mensaje: una declaración de amor y un envío a la misión. Y ahora, una vez hemos profundizado en el misterio de la Encarnación, es cuando tenemos que echarnos la mochila a la espalda y salir a caminar.
Somos amados de Dios. Dios nos quiere infinitamente y nos quiere tal y como somos. No tenemos que ser más altos, ni más guapos, ni más listos, ni más brillantes, ni más… Dios nos quiere tal cual y su mensaje es claro: no es necesario que mendigues amor por el mundo adelante, no es necesario que busques tu bienestar personal ni en la relajación, ni en el trabajo físico, ni en el ocio, ni el trabajo, ni en la imagen, ni en la tecnología… Todo ayuda pero no son el centro.
Y tenemos una misión clara: pasar por la vida haciendo el bien. Que cuando llegue el momento de nuestra muerte, seamos capaces de decirle a Jesús que, al menos, lo hemos intentado hacer lo mejor posible. Hemos intentado ayudar, escuchar, mostrarnos disponibles, comprometernos con el débil, repartir cariño, amar por doquier… con nuestros errores, nuestras limitaciones y nuestras meteduras de pata.
Por tanto, hay muchas maneras de comenzar el 2017 y una de ella, la manera que nos propone Jesús, es coger nuestra misión por los cuernos y lanzarnos a por ella, sabiendo que tenemos un amor garantizado e incondicional. No hay tiempo que perder. El bien que no hagamos, quedará sin hacer. Tengamos esto claro.
Mucha fuerza y mucho ánimo en estos meses que comienzan.
Un abrazo fraterno – @scasanovam