No sé si habrá otra jornada mundial en la que haya tanta confusión como en ésta. ¿Qué se reivindica exactamente el Día Internacional de la mujer?
Es importante recordar a aquellas mujeres que en 1857 salieron a la calle en protesta por sus míseras condiciones de trabajo y que no buscaban en el trabajo asalariado liberarse de sus padres o maridos, sino la supervivencia de sus familias.
Más de un siglo después sus reivindicaciones se sitúan en paralelo con otras que poco o nada tienen que ver.
Es cierto que hay mucho por lo que pelear y que la vida de muchas niñas o mujeres en países que tan solo están a unas horas de vuelo del nuestro es de una crudeza inconcebible. Sin embargo creo que flaco favor hacemos a las mujeres cuando asociamos la liberación de unas condiciones de vida injustas con el hecho de “liberarse” (no hay tal liberación) de su condición de mujer.
En un día como el de hoy, no me quito de la cabeza a mi hija mediana. Hace diez años, un ocho de marzo, estaba a punto de dar a luz y a mí para ella la igualdad que muchos enarbolan con ocasión del Día Internacional de la Mujer, se me queda pequeña. Para ella aspiro a algo más. Para ella deseo que la vida le ponga en el camino a personas que sepan apreciar que es única, circunstancias que favorezcan que desarrolle todo su potencial, para que deje su particular huella en el mundo y un contexto en el que pueda vivir su feminidad de la manera más auténtica que ella sea capaz.
Para ella deseo que ser mujer no implique menores derechos u oportunidades, pero sobre todo, que ser mujer no limite sus sueños.
Y en este gran reto es mucho lo que podemos hacer desde casa. Aquí es donde está la gran batalla, porque es en la familia donde debo dar a mi hija un testimonio coherente como mujer, madre, esposa, hija, hermana, amiga o compañera de trabajo que le dé las claves para relacionarse con el entorno. Es en la familia, donde nuestros hijos aprenden de verdad, lo que es el respeto, lo que es mirar al otro con la sensibilidad que merece y donde entienden que aunque somos muy distintos -afortunadamente-, todos tenemos los mismos derechos. @amparolatre