Queridos Reyes Magos,
En los últimos años he dejado muchas notas en vuestro nombre pero hace años que no os escribo. Hoy, sin embargo, quiero retomar esta costumbre que cuando viene de la mano de un adulto implica quedarse en silencio para ver qué suena por dentro. Todo ello con ilusión claro, porque en primer lugar se trata de eso.
Recuerdo que de pequeña mi favorito era Melchor. Su barba blanca me encantaba y me transmitía bondad. No sé por qué será pero sigo con una atracción hacia el blanco. Paredes, sábanas, camisas, muebles…. en blanco preferiblemente.
Bueno, allá voy con mi lista de peticiones.
Espero que no se les haya agotado a SS.MM.RR el stock de salud y amor, porque esas son mis prioridades.
Y sobre todo respecto a lo segundo me gustaría explayarme y matizar. Porque a todos se nos llena la boca con «el amor», pero qué mal queremos a veces.
Para mi familia pido más capacidad de entrega y sacrificio; más habilidad para pensar en plural y más deseos de mirar hacia un horizonte común en lugar de hacia el ombligo propio. Más sensibilidad ante las necesidades de los demás y más capacidad para la acogida. Pienso que solo así podemos hablar de amor del bueno. Así que ahí queda eso Sus Majestades. Por favor buscad bien en vuestros almacenes que nos jugamos mucho.
Vamos por partes: para mis hijos, los mayores, sobre todo, pido una dosis extra de humildad y modales, que tenemos una generación de chicos y chicas un poco subidita de tono. En particular para mi adolescente favorito os pido que le ayudéis a descubrir su vocación y también sus pasiones. Creo que su corazón anda en ello. Y mi sexto sentido de madre me indica que solo cuando despeje estos grandes interrogantes de la vida será capaz de sacar todo lo bueno que hay en él. Es noble y con gran potencial. Sé que hará grandes cosas. Que siga cantando siempre, por favor. Creo que no le resulta fácil expresar lo que siente y la música le ofrece el cauce para algo que es imprescindible para el equilibrio de cualquier persona.
Para Irene os pido un poquito más de seguridad y de autoestima. Es generosa, creativa y divertida. Con una gran sensibilidad e intuición. Pero es una lástima que no se lo crea. Su padre y yo nos esforzamos mucho por hacérselo ver, pero no siempre acertamos con las formas. Echadnos una manita. Todos sabemos, además, lo difícil que es estar en el medio.
Para nuestra benjamina os pido que alimentéis esa bondad innata que tiene. Y a ella sí, dosis extra de salud, por favor, que los virus tienen debilidad por ella. Cuidándo a Sara nos cuidáis a todos, que buscamos como locos su dulzura y sus mimos cuando andamos bajos de ánimo.
Para todos pido un saco -de los más grandes que tengáis- de delicadeza. En demasiadas ocasiones herimos la sensibilidad del que tenemos al lado por no medir las palabras. He de confesaros que darme cuenta de que no
he sido delicada con mis hijos o mi marido es de las cosas que más me quita el sueño. Quiero reflejos para saber decir las cosas con el cariño que se las diría a un recién nacido. No sé si de esto tenéis.
Para mi marido y para mí pido un poco de egoísmo. Sí sí, sé que no estoy siendo políticamente correcta, pero creo que en los últimos años hemos pecado de lo contrario. Pido tiempo para los dos, aunque eso suponga no dar la prioridad a los hijos o que los abuelos se enfaden un poquito. Sobre todo en vacaciones necesitamos pasar más tiempo juntos nosotros dos. Sin prisas, sin interrupciones, con minutos de sobra para mirarnos a los ojos sin decirnos nada.
Más abrazos y menos tecnología, como canta Pablo López en su último disco. Eso quiero yo.
Sé que pido mucho y que es difícil de conseguir. Pero confío en vosotros que sois magos. Solo una cosa más, ayudadme a identificar la luz y a ser valiente para seguirla, tal y como hicisteis vosotros. ¡Feliz Noche de Reyes! @amparolatre