Como en casa somos de cenar pronto, incluso en Nochevieja, todos los años el día 31 de diciembre nos queda un rato un poco tonto entre los postres y las campanadas.
Este año, a primera hora de la mañana anuncié que si me daba tiempo prepararía un “árbol de los deseos” para que pudiéramos completarlo por la noche, en ese rato. Y tengo que decir que ha sido un éxito.
Para ser rigurosos he de decir, que ha sido un exitazo entre las chicas de la casa, mientras que entre los chicos no ha habido mucho furor con la actividad. Creo sinceramente que más bien han participado por aquello de no quedar excluidos y por no hacerme un feo a mí (se lo agradezco).
Para que luego digan que somos iguales.

Fue poner la cartulina sobre la mesa y los papeles de colores con corazones para recortar y acudimos todas como moscas. La abuela Tere, Irene, Sara…
El resultado como veis es sencillo, pero nos ha gustado tanto que lo hemos dejado en la cocina a modo de adorno y de recordatorio de cuáles son esos deseos por los que queremos trabajar. Porque los deseos hay que trabajarlos, no podemos esperar que se cumplan solos.
“Salud, no discutir, abrazos, más oración en familia”, todo esto tenemos en nuestro árbol. También “unos patines”, “una muñeca Elsa” o “un viaje familiar”. Pues claro que sí, será por sueños. Veremos que nos depara el 2017. De momento tenemos la Noche de Reyes a la vuelta de la esquina, en la que… quién sabe, igual empezamos a cumplir deseos. ¡Feliz Noche de Reyes a todos! @amparolatre