Mis hijos son muy preguntones. Es algo que me encanta, pero lo cierto es que a veces es agotador, porque no puedes bajar la guardia en ningún momento. Siempre hay que estar a punto para adaptar explicaciones sobre todo tipo de cuestiones.
Ángel dispara en todas direcciones, política, religión, economía… En más de una ocasión me he escaqueado con una contestación que detesto porque sé que es tirar piedras en mi propio tejado, pero si me asalta a última hora de la tarde y estoy friendo croquetas, no doy más de sí: “seguro que papá eso te lo explica mejor que yo”. Irene suele hacer preguntas sobre temas más abstractos; sobre aquello que apunta hacia el sentido de la vida, lo esencial, la vocación, lo bueno, lo malo. Ahí me manejo más o menos bien. Y Sara está en esa fase en la que necesita saber cómo llega el agua a los grifos de las casas, qué hace subir y bajar al ascensor o qué aspecto tiene nuestro cuerpo por dentro.
A estas alturas no tengo ningún problema en reconocerme limitada delante de mis hijos y cuando no sé algo -algo que sucede muchas veces- lo digo sin problemas, e intentamos entre todos salir de dudas. Esta mañana sin ir más lejos, nada más desayunar me he puesto a buscar como loca qué comen las mariquitas, porque Sara ha amanecido con esta pregunta y no sabía qué decirle exactamente.
Sin embargo, como madre, en lo que más empeño pongo es en aclarar aquello que puede enseñarles a descubrir lo que da sentido a la vida. Y esto no siempre es fácil. Por eso cuando encuentro algún material que puede darme juego, lo guardo para verlo o comentarlo juntos. Esto es lo que me ha pasado con el vídeo de la campaña del DOMUND de este año. Me parece que aborda de una manera sencilla e interpeladora una cuestión que no solo se hacen los niños.
Desde aquí mi enhorabuena a Obras Misionales Pontificias y a la productora Doscincuentaynueve, que ha hecho este trabajo y que a mí me servirá de pretexto para retomar el tema de la vocación, pero también el de la posibilidad que tenemos cada uno de nosotros de evitar el sufrimiento a otros, de acompañar, de consolar, de actuar ante las injusticias…
El domingo 23 de octubre, la Iglesia celebra el DOMUND, con el lema “Sal de tu tierra”, una jornada con cuyo mensaje los niños y sobre todo los jóvenes conectan rápidamente si sabemos adaptar el mensaje, a las claves en las que ellos están (valentía, aventura, fidelidad a una llamada…). Una jornada que también podemos vivir en familia. @amparolatre