Volvemos a la rutina. Después de un par de meses de cambiar de aires y de hacer amigos nuevos, volvemos a casa, donde tampoco estamos mal. Quizás por eso y porque me gusta mi profesión, no sé qué es eso de depresión post vacacional.
Salir de nuestro ambiente, cambiar de horario y relacionarnos con otras personas es lo que hace que estas semanas resulten tan enriquecedoras. Si las vives rodeada de chiquillería es imposible no sorprenderse con la de cosas que aprenden.
Uno de los mayores descubrimientos ha sido “la noche”. Como lo oís. Durante el curso uno se mete en casa a una hora relativamente temprana. De septiembre a junio no hay momentos para pasear a determinadas horas, por lo menos en nuestra familia. Este verano sin embargo, arrastrados por la fascinación que nuestra benjamina siente por la luna hemos estado muy pendientes de las fases lunares y no había forma de irse a la cama sin averiguar antes si había crecido o menguado.
Mientras unos mirábamos al cielo otros han disfrutado por primera vez de las típicas pandillas de verano. A golpe de pedaleo han sentido la independencia de un modo diferente y también el dolor de una rodilla ensangrentada “por no hacer caso”. Nada como descubrir por uno mismo, cuál es el camino correcto.
Yo he echado de menos “El lío madre”, porque anécdotas y reflexiones, como os podréis imaginar, ha habido unas cuantas. Sin embargo, desde hace unos años mi marido y yo nos proponemos hacer cierto ayuno digital durante el verano. Es increíble lo poco que me cuesta dejar el móvil en la habitación y pasar de los mensajes durante horas, mientras en invierno sigo los vaivenes del whatsapp y las redes sociales casi al minuto. Está claro que rápidamente el cuerpo se acostumbra a lo bueno. Y mucho mejor empezar el día dando un paseo a orilla del mar que pegado a la pantalla.
Pero ya estoy aquí con energías renovadas y dándole a la tecla. Dispuesta a compartir con todos vosotros cómo es mi día a día con niños. Mis alegrías, mis dudas, mis días difíciles y esos trucos en los que encuentro soluciones. Siempre con optimismo, los que me seguís lo sabéis. Con los pies en la tierra pero inasequible al desaliento y siempre, siempre con la mirada apuntando al infinito.@amparolatre