Una de las cosas que más me gusta de la Navidad es la costumbre de felicitar estas fechas y expresar buenos deseos para el año que comienza.
Me encanta leer las postales y releer los mensajes que van llegando recordando a esos amigos con los que hace tiempo que no hablo, pero que siento muy cerca.
Para los que tenemos convicciones religiosas está claro cuál es el sentido de la Navidad. “Obvio”, como dice ahora mi adolescente favorito. Pero independientemente del credo, hay una serie de tradiciones asociadas a estas fechas que hacen bien a todo el mundo, nos ayudan a ser mejores, a construir y a aportar felicidad a los que tenemos cerca.
Podríamos tener estos gestos durante todo el año, pero lo cierto es que no es así.
Por eso la Navidad para mí es -además- la excusa para darle las gracias de manera especial a los profesores y médicos de mis hijos, pero también a esa persona que siempre me ofrece una sonrisa en la entrada del colegio, a la chica joven con la que termino hablando de lo humano y lo divino en la farmacia o a esa amiga que siempre está ahí.
A mis días hay quienes aportan una dosis extra de amabilidad, de entusiasmo, de optimismo, de bondad, de generosidad, de paciencia, de comprensión…
Y como andamos muy escasos de todo ello, me gusta dedicar unos minutos, por lo menos en esta época del año, a agradecerlo de un modo u otro.
El reto para mí es tener estos gestos durante todo el año.
Entre las felicitaciones que he visto últimamente ha llamado mi atención la que muestra este vídeo. Un coro maravilloso de 500 niños de distintos colegios de Pamplona, que han querido felicitar al Papa por su 80 cumpleaños con este villancico. Un villancico que tomo prestado y con el que quiero felicitaros a todos la Navidad. ¡Feliz Navidad! @amparolatre