Que mi adolescente favorito -y mi pre adolescente favorita- vengan y te digan que el plan del domingo ha estado genial es algo que te levanta el ánimo. Si encima necesitan venir a repetírtelo varias veces es algo como para pararse a pensar.
Más aún cuando el plan de domingo no era otro que una convivencia con varios matrimonios y sus hijos con los que nos iremos de misión en Semana Santa.
Despúes de años soñando con ello, ha llegado el momento.
Está claro que en la vida hay que tener paciencia y no morirse de un atracón, porque las oportunidades se van presentando. En lugar de agobiarnos con lo que queremos y no podemos, es mucho mejor saber esperar, centrarnos en lo que nos depara la vida en cada etapa y estar a punto para subirnos a los trenes que merezcan la pena.
Teníamos desde hace tiempo muchas ganas de implicarnos en alguna experiencia misionera y el momento ha llegado.
Un mail de “Familias en misión” llegó a la bandeja de entrada de manera providencial y nos hemos lanzado a la aventura.
Desde “El Lio Madre” quiero dar las gracias por la acogida a los matrimonios, sacerdotes y religiosas que se ocupan de organizarlo todo. Tengo la sensación de que para mi familia esta experiencia va a marcar un antes y un después.
La jornada de convivencia con otros matrimonios y los niños que participan ha sido un regalo. En momentos así me pregunto si no habremos estado un tanto encerrados en nosotros mismos en los últimos años. Aunque por otro lado pienso que cuando los niños son pequeños y se vive lejos de la familia, las posibilidades de hacer planes en vacaciones quedan bastante limitadas.
En cualquier caso, lo importante es que pasa un tren y que nos subimos con ganas de dejarnos arrastrar. Seguiré informando. @amparolatre