Cómo me gusta arrimarme a personas que no creen saberlo todo y que hacen un esfuerzo titánico en medio de la locura del día a día para aprender cosas nuevas.
Esta tarde éramos cuarenta con este perfil en la Escuela de Padres del colegio en el que estudian mis hijos.
Desde la asociación de padres de laumnos habíamos propuesto que una de las sesiones de este año nos ayudara conocer mejor las metodologías con las que trabajan en clase, así que hoy nos hemos puesto manos a la obra, en un taller práctico sobre “Inteligencias múltiples”.
Tenemos un interesante debate en la sociedad a nivel mundial sobre estilos y metodologías educativas. Y aunque no seamos expertos en la materia, todo el mundo se permite el lujo de opinar sobre el tema. En este sentido, yo no puedo evitar defender a los padres. ¿Cómo no vamos a opinar de algo que nos afecta?
No todos podremos hacerlo como pedagogos pero sí como miembros de una familia que ve cómo tiempo disponible para hacer cosas juntos queda condicionado por las demandas del colegio, cómo hay días que no hay nada que hacer, mientras otros nos dan las 9 de la noche sin parar o cómo las sobremesas se convierten en muchos casos en un debate sobre si es posible resolver el mal rollo que generan los trabajos en equipo.
Es lógico que lo que sucede en el colegio repercuta en el hogar y viceversa. La vida de nuestros hijos es en gran medida lo que sucede en clase o en patio y una de las principales obligaciones a su edad es ser responsables con todo lo que tiene que ver con el colegio. Por lo tanto desde casa hay que poner toda la carne en el asador para facilitar esta tarea. Y por la misma regla de tres nadie debería echarnos en cara que digamos cómo nos afecta esta dinámica.
Ahora bien, los padres no podemos permanecer en la inopia. No podemos ignorar quién es Howard Gardner, si en el colegio de nuestros hijos se trabaja siguiendo el paradigma de las inteligencias múltiples, que ha dado a conocer este famoso profesor de la Universidad de Harvard.
En el taller de esta tarde hemos hecho el ejercicio de ponernos en la piel de los alumnos (nuestros hijos) para ver cuál es el proceso de trabajo que se sigue en algunas materias. Ha sido muy interesante. Y aunque la moda aparentemente inevitable de trabajar casi siempre en grupo sigue sin convencerme del todo, después de la sesión de hoy, lo veo todo de otro modo.
El saber no ocupa lugar y está claro que cuanta más formación tengamos más peso tendrá aquello de lo que estemos opinando. Pero sobre todo, cuanta más formación tengamos, mejor podremos acompañar a nuestros hijos en esta etapa de la vida.
Siempre he sido lenta de reflejos. Horas después del taller, cuando recordaba los momentos del día, y ya por fin con la casa en silencio pensaba que alguien debería abordar con metodología científica la inteligencia maternal. Yo hay muchas cosas que he aprendido de mis hijos o gracias a ellos. Creo que si no tuviera hijos en edad escolar, no habría dedicado dos horas de la tarde de un jueves a hacer un taller de “Inteligencias Múltiples”. @amparolatre