Campaña de Cuaresma 2025
Este contenido es gratuito, como todos nuestros artículos.
Apóyanos con un donativo y permítenos seguir llegando a millones de lectores.
La Biblia está llena de citas sobre la felicidad que se encuentra en el matrimonio cuando un hombre tiene una mujer buena, inteligente y perfecta:
"Bienaventurado también el que vive con una mujer inteligente" (Pr 18, 22).
"Una esposa perfecta es su delicia, no su ruina, todos los días de su vida" (Pr 31, 12).
"El que encuentra esposa encontrará la felicidad: es una bondad del Señor" (Si 25, 8).
La dicha del matrimonio
¡Cómo se reflejan en el hombre las cualidades de la mujer! Es la mujer la que da la felicidad, no el matrimonio, porque hay más sentido en una persona que en una cosa. Esta bienaventuranza hay que vivirla y no poseerla, hay que encontrarla y, por tanto, buscarla.
La dicha del matrimonio no se limita a un rito o a un compromiso de un día, sino que se despliega en la búsqueda de la mujer, en la conquista del amor cortés y, mejor aún, en la decisión de hacerla perfecta.
Fue creada para ser "una ayuda idónea" (Gn 2,18), no como una sierva, sino como un alter ego benéfico, un opuesto alentador.
La mujer perfecta, causa de esta felicidad, se describe en el libro de los Proverbios: una buena ama de casa que se acuesta cuando todo va bien, al servicio de todos, no como esclava sino como dueña de la vida. Un ideal bastante anticuado, dirán algunos, pero una situación muy natural y ecológica en el seno de las familias felices.

La pareja perfecta es de tres
Si la felicidad de un hombre es estar con su mujer, ya hemos hablado de su contribución a esta unión, que debe seguir siendo recíproca, porque la felicidad de una mujer es tener un marido justo y virtuoso.
Hay una contrapartida entre marido y mujer, que muestra claramente que la felicidad conyugal es una cuestión de trabajar el uno por el otro. Añade cualidades a las cualidades, trabajadas como virtudes.
La pareja de éxito es la suma de tres y no de dos, porque el Señor es la fuerza motriz.


