Campaña de Cuaresma 2025
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El Evangelio del día nos invita a reflexionar sobre lo que verdaderamente importa ante los ojos de Dios: el amor y el servicio hacia los más necesitados. No se trata de cuántas veces asistimos a Misa o cuántas veces al día recitamos oraciones; sino de cuánto amamos al prójimo. ¿Te atreves a descubrir lo que Jesús nos está pidiendo hoy?
En la reflexión que el padre Giovanni hace, nos comparte:
¿Cómo será nuestro juicio final?
Jesús nos da una imagen clara del juicio final: el Hijo del Hombre vendrá en su gloria y separará a las personas como un pastor separa a las ovejas de los cabritos.
A los de su derecha, los benditos del Padre, les dirá:
"Vengan, benditos de mi Padre, reciban el Reino preparado para ustedes."
¿Por qué?
"Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me recibieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme."
Sorprendidos, los justos preguntan:
"Señor, ¿cuándo hicimos eso por ti?"
Y Jesús responde con una frase que cambia todo:
"Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo."
No se nos pedirá cuántas veces fuimos a misa, cuántos rezos hicimos o cuántos versículos memorizamos.
Se nos preguntará cuánto amamos y servimos a los más necesitados.
Jesús se identifica con los pobres, con los olvidados, con los rechazados. Lo que hagamos o dejemos de hacer por ellos, lo hacemos o lo dejamos de hacer por Él.
A los de la izquierda, los cabritos, Jesús les dice:
"Apártense de mí, malditos, porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber..."
Ellos no fueron condenados por hacer cosas malas, sino por no hacer el bien cuando pudieron.
El verdadero cristiano no solo evita el pecado, vive la misericordia.
Hoy tienes la oportunidad de ver a Cristo en el necesitado. ¿Qué vas a hacer?


