Los ojos con que Dios ha dotado al ser humano son maravillosos: nos ayudan a percibir nuestro entorno, a gozar con lo que llega a nosotros a través de ellos, a aprender cada día de las experiencias sensoriales y a darle gloria con lo que podemos hacer con cada uno de ellos. Pero, si nos descuidamos, también nos pueden hacer pecar.
La belleza de los ojos
Imaginemos por un momento qué pasaría si perdiéramos la vista: repentinamente, todo se vuelve oscuro, la luz es solo un recuerdo, así como los colores, las formas, las texturas. No podríamos volver a ver a nuestras personas amadas y todo lo que hemos conocido quedaría solo en nuestra mente.
Sin duda, los ojos son dos órganos invaluables que debemos amar y cuidar mucho, porque a través de ellos percibimos la belleza, pero también la fealdad de la vida, sin embargo, nadie desearía quedar ciego.
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Lo que entra por la vista
Por gracia de Dios, el sentido de la vista nos ayuda a alabar al Creador, pero también debemos cuidarnos de lo que vemos, porque puede conducirnos a pecar.
Por algo, el Señor Jesús hizo esta advertencia:
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
En la actualidad, todos tenemos acceso a las pantallas. Los dispositivos móviles han sustituido al televisor y tenemos a nuestro alcance un sinfín de ofertas para escoger: plataformas que ofrecen películas, programas, concursos, juegos, pero también pornografía y violencia en todas sus modalidades.
Cuida tus ojos y los de los demás
Este tema es delicado, pero también, es importante decirlo, nuestra conducta puede desatar en otros malos pensamientos, ya sea con nuestro comportamiento o manera de vestir. Recordemos nuevamente las palabras del Señor:
El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
- Mt 5, 28
Si bien es cierto que cada quien es libre de vestirse como desee, debe ser consciente de que los demás también sentirán derecho a ver todo lo que quieran. El pudor y la modestia debe procurarse para evitar malos ratos porque no sabemos como se comportarán las otras personas.
En cuanto a los programas, películas, aplicaciones, lecturas y todo lo que entre por la vista dejará huella en el alma. No podemos permanecer imperturbables ante escenas que quedarán grabadas en la mente y que pueden generar conductas destructivas.
Por eso, es importante cuidar la pureza de los ojos, saber elegir lo que consumimos y cuidar lo que ven los niños, adolescentes y jóvenes para que nuestra alma permanezca en paz y limpia para ver de frente al Señor.
Seamos prudentes y cuidémonos mutuamente.
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