Un hijo de Dios debe distinguirse de los demás por sus cualidades, como pasa con todas las familias que tiene hijos distintos, pero que se sabe a quien pertenecen por su educación y por su manera de comportarse.
Así mismo, los bautizados que fuimos incorporados a la familia de Dios, que es la Iglesia, debemos cultivar muchas cualidades y conservar la gracia que recibimos para destacar por nuestro buen testimonio de vida cristiana.
Dice el Catecismo de la Iglesia católica:
"Los bautizados 'renacidos [por el bautismo] como hijos de Dios están obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios por medio de la Iglesia'" .
Por supuesto, para poder cumplir con esta obligación, el Señor nos regala dones y virtudes sobrenaturales, pero también espera que nosotros, libremente, pongamos de nuestra parte.
Así pues, pensamos que estas son algunas características que podemos sugerir para reconocer a un buen hijo de Dios.
1Es obediente
Un hijo bueno es un hijo obediente. Desde luego, lo primero que debe aprender a cumplir son los mandamientos de Dios y de la Iglesia, sin discriminar entre lo que le gusta y lo que no, pues el Padre sabe perfectamente lo que le conviene.
Recordemos lo que el Señor Jesús le dijo al joven que quería heredar la vida eterna:
"Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre".
Cumplir con la voluntad de Dios es lo primero que debe estar presente en el que desea agradar a su Padre.
2Agradece por todo a Dios
Ser agradecido con Dios en todo momento es un acto de justicia porque está seguro de que Dios no lo abandona y que todo lo que tiene es por la providencia divina.
Tal vez no se de cuenta del todo, sin embargo, el que agradece recibe siempre más porque sabe reconocer que es el Señor el que guía su camino y sus decisiones.
3Confía plenamente en Él
No importa que a veces las cosas no pinten bien. Hay que comprender que el sufrimiento es parte de la vida del ser humano y le ayudará a acrecentar sus cualidades.
Es en esas circunstancias en las que probará su confianza en el Señor. Basta con recordar al justo Job, quien a pesar de que perdió todo, nunca perdió la fe:
¡Feliz el hombre a quien Dios reprende y que no desdeña la lección del Todopoderoso!
Por eso, Dios lo recompensó dándole mucho más que la primera vez:
El Señor bendijo los últimos años de Job mucho más que los primeros.
4Está orgulloso de ser su hijo
Habla bien de su Padre demostrando su amor y admiración, no tiene miedo de que lo juzguen en un mundo tan confundido como el que vivimos, porque se sabe y se dice cristiano.
Entiende que no hay título más digno e importante, por eso se esfuerza en dar testimonio de palabra y de obra para que los demás lo reconozcan como hijo del Altísimo.
¿Qué otras cualidades agregarías para reconocer a los buenos hijos de Dios?