A mucha gente le parece ridícula la idea de los propósitos de Año Nuevo. Al fin y al cabo, la fecha en que comienza un "año nuevo" es arbitraria. (Los babilonios y los antiguos romanos empezaban el año nuevo en marzo, durante el equinoccio de primavera). No hay razón para esperar hasta enero para fijarse nuevas metas, de esto habla Chesterton.
Más del 90% de los propósitos que nos hacemos no duran todo el año. La mayoría de nosotros somos conscientes de que probablemente fracasaremos, pero seguimos haciéndonos propósitos que cambian la vida el 1 de enero.
Chesterton sobre los propósitos
Para el gran G.K. Chesterton, eso es algo bueno, como explica en la primera entrada del Calendario G.K. Chesterton de 1916:
"El objetivo de un Año Nuevo no es que tengamos un año nuevo. Es que tengamos un alma nueva y una nariz nueva; pies nuevos, columna vertebral nueva, oídos nuevos y ojos nuevos. A menos que un hombre en particular haga propósitos de Año Nuevo, no hará propósitos. A menos que un hombre comience de nuevo sobre las cosas, ciertamente no hará nada efectivo. A menos que un hombre comience con la extraña suposición de que nunca ha existido antes, es bastante seguro que nunca existirá después. A menos que un hombre nazca de nuevo, de ninguna manera entrará en el Reino de los Cielos".
Esperanza y renacimiento
En la misma entrada del calendario para el 31 de diciembre, Chesterton advierte contra considerar lo que viene mañana como "claro e inevitable". Si lo hacemos, seremos como aquellos que miraron a Medusa y sus hermanas y quedaron "convertidos en piedra".
Porque solo la esperanza puede hacer de nosotros personas nuevas. Aceptar que mañana debe ser como ayer y que la vida nunca cambiará es morir por dentro. Incluso algo tan simple como un propósito de Año Nuevo es un reconocimiento de que Dios nos hizo criaturas de esperanza.
"Hay una cosa que da resplandor a todo", dijo Chesterton en otra ocasión. "Es la idea de algo que está a la vuelta de la esquina".
Un propósito que se puede cumplir
Chesterton no deja de sorprendernos, sobre todo por cómo mira la vida a través de la lente de su fe cristiana, encontrando promesa y bondad incluso en las cosas más mundanas. Imagínate cómo sería vivir el Año Jubilar de 2025 con esa actitud.
Si te propones hacer algo este Año Nuevo, quizá uno de tus propósitos sea leer un poco más a Chesterton e intentar imitar su franqueza y positividad al tratar con el mundo en general.