Muchos Papas de los últimos 100 años han tenido una especial devoción al Sagrado Corazón de Jesús, alentándolo con frecuencia y escribiendo sobre él en sus homilías, discursos y cartas.
El Papa Benedicto XVI la incluyó en varios de sus escritos y discursos, como en una carta que escribió con motivo del 50 aniversario de la encíclica Haurietis Aquas.
Abrirnos al amor de Dios
Reflexionó sobre la devoción al Sagrado Corazón y explicó cómo puede abrir nuestros propios corazones a Dios:
"Cuando practicamos esta devoción, no solo reconocemos con gratitud el amor de Dios, sino que seguimos abriéndonos a ese amor para que nuestra vida se inspire cada vez más en él. Dios, que derramó su amor 'en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado' (cf. Rm 5,5), nos invita incansablemente a acoger su amor. El objetivo principal de la invitación a entregarnos por entero al amor salvífico de Cristo y a consagrarnos a él (cf. Haurietis Aquas, n. 4) es, por consiguiente, realizar nuestra relación con Dios.
El Papa Benedicto XVI llegó a decir que la devoción, "tiene una importancia insustituible para nuestra fe y para nuestra vida en el amor".
Amar al prójimo
Además, el amor que experimentamos del Sagrado Corazón de Jesús puede ayudarnos a amar a nuestro prójimo:
"Quien acepta interiormente a Dios es moldeado por él. La experiencia del amor de Dios debe ser vivida por los hombres como una 'llamada' a la que deben responder. Fijar la mirada en el Señor, que 'tomó nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias' (Mt 8,17), nos ayuda a estar más atentos al sufrimiento y a la necesidad de los demás".
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús sigue siendo una hermosa devoción, que ayuda a formar nuestro corazón y a abrirlo a Dios y al prójimo.