Un cambio de gobierno suele traer esperanza porque deseamos que la situación del país mejore. Y nos hace reflexionar acerca de las personas que adquieren la responsabilidad de dirigir los destinos de los pueblos, los gobernantes que son seres humanos falibles, como nosotros, y que necesita de nuestra oración.
Dios da la autoridad
La carta a los romanos nos recuerda que la autoridad proviene de Dios:
"Todos deben someterse a las autoridades constituidas, porque no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen han sido establecidas por él. En consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por Dios, atrayendo sobre sí la condenación" (Rom 13,1-3).
Y el mismo san Pablo recomienda rezar por los gobernantes:
"Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2,1-4).
Por eso, oremos por quienes tienen la responsabilidad de gobernar, usando las oraciones de la Liturgia de la Horas:
Oración
Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y de los que las gobiernan: que todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y la paz.
Ilumina a los que tienen la misión de gobernar a los pueblos y dales sabiduría y prudencia.
En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan: dales, pues, acierto en sus decisiones, para que te sean gratos en su pensar y obrar.
Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden solo del bienestar de su nación, sino que piensen también en los otros pueblos.
Rey de la paz, concede abundantemente tu Espíritu a los que gobiernan las naciones para que cuiden con interés de los pobres y postergados.
Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor, para que haya paz y concordia entre los pueblos.
Tú que recibiste todo poder en el cielo y en la tierra para dar testimonio de la verdad, guarda en tu verdad a quienes nos gobiernan.
Llena de tu Espíritu a los que dirigen los destinos de los pueblos, para que sean servidores del bien común.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.