"El Líbano es un mensaje, pero en este momento es un mensaje martirizado", dijo un triste Papa Francisco al final de la Misa celebrada en el estadio Roi-Baudouin de Bruselas el 29 de septiembre de 2024. El llamamiento del Papa fue acogido con fuertes aplausos, y en el estadio podían verse fieles portando banderas libanesas.
El país de los cedros es víctima de la guerra entre Israel y Hezbolá, cuyo líder, Hasán Nasralá, murió en un ataque aéreo israelí. En los últimos días, los intensos bombardeos del ejército israelí sobre las posiciones del movimiento islamista, especialmente en el sur del Líbano, han causado cientos de muertos, entre ellos muchos civiles.
"Continúo siguiendo con dolor y gran preocupación la ampliación e intensificación del conflicto en el Líbano", dijo el Papa, señalando que esta guerra "está teniendo efectos devastadores sobre la población: tantas personas, demasiadas personas, siguen muriendo día tras día en Oriente Medio. Recemos por las víctimas, por sus familias, recemos por la paz", exhortó Francisco.
"Pido a todas las partes un alto el fuego inmediato en Líbano, Gaza, el resto de Palestina e Israel", repitió el Papa Francisco. Al final de su discurso, también invitó a rezar por Ucrania, Birmania, Sudán y "todas las tierras heridas por las guerras".
El Papa Francisco también se refirió a la celebración de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado el último domingo de septiembre. "Desde este país, Bélgica, que ha sido y es destino de muchos migrantes, renuevo mi llamamiento a Europa y a la comunidad internacional para que consideren el fenómeno migratorio como una oportunidad para crecer juntos en fraternidad", dijo.
A continuación se dirigió a la base aérea de Melsbroek, de donde despegó su avión a las 13:21 horas, para llegar a Roma hacia las 14:55 horas.