"¡Es un día muy importante para nosotros! La visita del Papa es un acontecimiento único en la vida", explica emocionado y algo tenso el comisario de policía encargado de escoltar a los invitados hasta la sede de la prestigiosa Katholieke Universiteit Leuven. La KU Leuven, orgullo de la región flamenca, está reconocida como una de las mejores universidades de Europa y del mundo, con un total de casi 60 mil estudiantes matriculados en sus distintas ramas.
Esta vez, el Papa Francisco, atento a la gente corriente y a los más pobres entre los pobres, se reunía con un público de élite, más bien receloso de una institución católica cuya imagen se ha visto seriamente dañada por los casos de abusos que han herido profundamente a los fieles y a la opinión pública en Bélgica, en particular en Flandes. No obstante, la Iglesia católica mantiene su papel de supervisión sobre la KU Leuven, respetando una libertad académica no exenta de tensiones y fricciones.
En un discurso de bienvenida bastante frontal y militante, el rector, Luc Sels, explicó que su universidad "interpela a la comunidad católica", reclamando en particular un mayor reconocimiento de la "diversidad de género" y la ordenación de mujeres al sacerdocio.
El padre Jozef Van Osta agradeció la respuesta del Papa, que, sin comprometerse en estas cuestiones, "invitó a la comunidad académica a no contentarse con un racionalismo desalmado". El monje premonstratense de la abadía de Heverlee, situada cerca de uno de los principales campus de la KU Leuven, ha obtenido él mismo varios títulos en esta universidad, en particular en musicología.
Ataviado con su hábito religioso, el monje, perfectamente a gusto en este ecosistema flamenco que parece haber silenciado la fe católica, apreció el discurso del Papa. Subrayó que Francisco quería volver a situar la relación con el sentido de la vida, y por tanto la búsqueda de Dios, en el centro de la investigación científica e intelectual.
Klaartje Heiremans, coordinadora de las celebraciones del 600 aniversario de la KU de Lovaina, explica que la dimensión "católica" de la universidad se expresa sobre todo en la 'universalidad' de sus estudiantes, "de todos los orígenes y creencias". Entre ellos hay monjas y sacerdotes de Asia, en particular de China, que han venido a estudiar teología y humanidades.
Charlotte, una doctoranda francesa que acaba de defender su tesis en la Facultad de Derecho y se declara atea, recuerda su sorpresa cuando se cruzó en los pasillos de la universidad con una monja asiática vestida de hábito que bendecía a un estudiante.
Eline Van Asselbergh, estudiante de Lovaina, subraya la dimensión internacional de la parroquia estudiantil, de la que es uno de los pilares. "Celebramos regularmente la Misa en inglés, no solo en flamenco", explica. Los estudiantes extranjeros, sobre todo de África, contribuyen a mantener vivo un pequeño núcleo de católicos practicantes en el seno de una universidad en gran parte desvinculada de la institución. Para la joven, aquí se esperaba sobre todo al Papa "como hombre de diálogo, abierto en particular a una mayor presencia de las mujeres en la Iglesia".
El Papa más popular que la misma Iglesia
A su llegada a la ciudad flamenca, el Papa no pisaba terreno conquistado. Sin embargo, Christophe Herinckx, periodista de RCF y de la web Cathobel, considera que "el Papa Francisco es más popular que la Iglesia católica" entre la población belga, gracias sobre todo a su postura en defensa del medio ambiente, los pobres, los emigrantes y los homosexuales. También señala que sus enérgicas respuestas a las autoridades belgas en materia de abusos le han granjeado cierta simpatía entre personas que al principio se mostraban reacias a verle.
Todos los que le escucharon y saludaron en Lovaina, en la parte flamenca, así como los que volverán a encontrarse con él el sábado en Lovaina-la-Nueva, se emocionan al ver a este Papa vulnerable, en silla de ruedas y con la voz entrecortada, acercarse a ellos. Sienten respeto por este anciano que ha hecho el esfuerzo de venir a saludar a una "vieja dama" de casi 600 años, una universidad con una historia gloriosa que intenta redefinir su lugar y su vocación en una sociedad y un país complejos y llenos de contradicciones.
Y, por último, al trabajar juntos para garantizar el éxito de esta doble visita, los dirigentes flamencos y francófonos de esta universidad, dividida en dos desde hace más de 50 años, han devuelto sin duda al Papa su vocación de apóstol de la unidad y la reconciliación.
(Imágenes) El Papa Francisco en Bélgica
