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Petrus Gonzalvus
Era el año 1537 cuando nació un niño, en Tenerife, con una enfermedad rara hasta hoy: hipertricosis, también llamada síndrome de Ambras. Enfermedad que provoca un excesivo crecimiento de cabello y pelos en el cuerpo, incluido el rostro. Hasta la fecha se han documentado menos de 50 casos en todo el mundo.
Las personas supersticiosas de la época creían que el niño era una especie de hombre lobo; por esa razón, fue capturado y llevado a la corte del rey Enrique II de Francia, en dono para su boda real con Catalina de Médicis como un fenómeno para entretener a sus cortesanos.
El rey pronto se dio cuenta que no era un “niño salvaje”. Lo llamó Petrus Gonsalvus y decidió educarlo. Con el tiempo, aprendió humanidades, todas las reglas de etiqueta de la corte y tres idiomas; entre ellos el latín, lengua que se consideraba la más alta expresión de cultura y que estaba reservada a los aristócratas. Saber hablarla perfectamente era sinónimo de prestigio social.
A los veinte años, Petrus se convirtió en camarero de la mesa real, puesto reservado para los nobles de mayor rango y el rey le confirió el apelativo honorifico de “Don”, ya que Pedro descendía del rey de la tribu de los guanches, población antigua de Tenerife.
Pedro contrae matrimonio
En 1573, teniendo Petrus 36 años, la reina Catalina decidió casarlo con la más bella de sus damas de honor “Catherina”. Una elección de la reina que no fue casual: algunos dicen que lo hizo por malicia y otros simplemente por curiosidad científica, por ver qué surgiría de esa unión contrastante.
Se dice que cuando presentaron a Petrus a la hermosa damisela como su futuro esposo, ella se desmayó delante de él. Sin embargo, más allá de ese cabello que oscurecía el rostro del hombre -dotado de una complexión imponente, característica de los guanches de Tenerife- la unión desembocó en una historia inesperadamente feliz, ya que la sensibilidad, la dulzura y la cultura de Petrus terminaron por conquistar a Catherine.
La pareja tuvo una larga vida matrimonial de la que nacieron seis niños, bautizados como: Francoise, Perre, Henry, Charlotte, Orazio y Ercole, cuatro con hipertricosis.
En 1582 Don Pedro consiguió el título de doctor en Derecho Canónico y más tarde llegó a ser profesor de esta disciplina en la universidad de Sorbona.
Su familia fue objeto de investigaciones médicas, entre otras, por parte de Ulisse Aldrovandi, un apasionado naturalista del siglo XVI que publicó algunas imágenes de la familia en uno de sus pequeños volúmenes titulado “De Monstris”, donde el término latino “monstrum” no tenía el significado negativo que tenemos en la actualidad, sino que se refería a algo fuera de lo común, asombroso o excepcional.
Posteriormente, González se instaló con su familia en Italia, donde murió en 1618, a la edad de 81 años.
La Bella y la Bestia
La inusual historia de amor de esta pareja inspiró la creación del relato más famoso de esta historia: “La Belle et la Bête” de Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, publicado en París en 1740.Cuento que ha llegado a una gran popularidad con las adaptaciones de las películas de Disney.
El relato destaca algunos valores como la caridad y exalta la belleza interior frente a las apariencias externas.
En las películas de Disney destaca el amor filial de una hija hacia su padre solo. Bella resulta ser un personaje moderno, una mujer independiente como era difícil de imaginar en esa época, enamorada de los libros, y que es verdaderamente convicta en generar buenos sentimientos en una Bestia, irascible por su condición.
Testimonio de la familia González
Pedro González es considerado una de las figuras europeas más conocidas de su época. Los detalles de su vida se pueden encontrar, entre otras fuentes, en los Archivos Vaticanos y en los archivos de Roma y Nápoles.
Muchos historiadores han estudiado la vida de esta familia singular, como el profesor Roberto Zapperi, que le ha dedicado un libro: El salvaje gentilhombre de Tenerife. La singular historia de Pedro González y sus hijos.
En el castillo de Ambras, en Austria, se conserva una serie de cuatro cuadros de un artista desconocido en los que se representa a Petrus Gonsalvus con muchos de sus hijos, ubicada en la Cámara de artes y Curiosidades.