La cruz de Cristo, nuestro Señor, fue vista con escándalo por los judíos porque era signo de ignominia. Pero para los católicos y muchos cristianos, es signo de rescate y salvación.
Dice san Pablo que "Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras"(1 Co 15, 3).
Saulo de Tarso, después de ser perseguidor de los cristianos, se dejó avasallar por el incomprensible amor de Dios y predica la "locura de la Cruz":
"El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios".
Signo definitivo de salvación
No hubo ni habrá prueba más grande de amor que el sacrificio de Cristo y gracias a él fuimos redimidos definitivamente, como lo describe el Catecismo de la Iglesia católica: "La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres" (CEC 613)
Y no hay manera superar el amor que tuvo muestro Señor por la humanidad, precisamente por lo que nos ha ganado:
"El 'amor hasta el extremo' (Jn 13, 1) es el que confiere su valor de redención y de reparación, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado a todos en la ofrenda de su vida (cf. Ga 2, 20; Ef 5, 2. 25)".
La cruz, es, entonces, un signo definitivo de salvación, por eso no podemos entender que aún en la actualidad existan quienes imaginen que se trata de un arma de tortura.
Exaltamos la Cruz de Cristo
El Papa Benedicto XVI dijo en la audiencia general del 29 de octubre de 2008 que para san Pablo, la cruz revela "el poder de Dios" que es diferente del poder humano, pues revela su amor: "La necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres" (1 Co 1, 25).
Por lo anterior, fue instituida la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que se conmemora el 14 de septiembre.
Y la Iglesia venera la Cruz cantando: O crux, ave, spes unica ("Salve, oh cruz, única esperanza". (CEC 617).