Jesús, el Señor, nunca usó la palabra "empatía", tan de moda en la actualidad. En cuanto a la caridad, nos dijo claramente que debíamos amar a Dios y al prójimo; por eso, el cristiano debe entender la diferencia entre ambos términos para actuar según la voluntad de Dios.
La empatía con los que sufren
Supongamos que vemos un video en las redes sociales en el que unas personas pasan por algún tipo de sufrimiento. Ocurre que se nos mueve la fibra de la compasión, y quizá hasta derramemos alguna lágrima y demos un "me gusta" o compartamos la publicación.
A esta actitud podemos nombrarla empatía, porque el diccionario de la Real Academia Española la define como:
"Sentimiento de identificación con algo o alguien. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos."
Por supuesto, es un buen principio para desear el bien al prójimo y rezar por él, lo cual es también una forma de amar.
Sin embargo, el cristiano comprometido debe ir más allá.
La caridad cristiana
Encontramos que el Catecismo de la Iglesia católica dice:
"La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios".
Entendemos, pues, que Dios nos da esa virtud para amarlo a Él y al prójimo, pero no solo como un mero sentimiento bonito que se queda en la buena intención.
Este amor es exigente, y la medida la puso el mismo Cristo, quien nos dejó un mandamiento nuevo:
"Cristo murió por amor a nosotros cuando éramos todavía 'enemigos' (Rm 5, 10). El Señor nos pide que amemos como Él hasta a nuestros enemigos (cf Mt 5, 44), que nos hagamos prójimos del más lejano (cf Lc 10, 27-37), que amemos a los niños (cf Mc 9, 37) y a los pobres como a Él mismo (cf Mt 25, 40.45)".
Amar con obras
Si Cristo murió en la cruz, a nosotros nos toca morir a nuestros deseos desordenados y, por encima de ello, amar con nuestras buenas obras dice el apóstol Santiago:
"¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: 'Vayan en paz, caliéntense y coman', y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta".
Seamos empáticos, sí, pero hagamos la caridad para que la voluntad de Dios se convierta en nuestro estilo de vida.