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¿Sabes quién compuso la letanía que rezamos en el Rosario?

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Redacción de Aleteia - publicado el 07/05/24
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Básicamente el santo Rosario está compuesto de Ave Marías, pero la letanía se ha vuelto parte fundamental de esta oración, ¿sabes quién la compuso?

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La palabra letanía quiere decir súplica, según su origen griego, las cuales se han usado en la Iglesia desde sus albores para designar las súplicas de los fieles que se reunían para rezar, sobre todo cuando había procesiones.

La letanía lauretana

Una de las letanías más conocidas que son rezadas en la Iglesia es la "letanía lauretana", con la cual se rinde homenaje a Nuestra Señora.

Cuando la casa en la que la Santísima Virgen María había vivido en Tierra Santa fue transportada milagrosamente a la ciudad de Loreto, en Italia, en 1291, el milagro se difundió rápidamente y dio inicio a numerosas peregrinaciones. Con el tiempo, los peregrinos compusieron una serie de súplicas a María Santísima, que la invocaban con sus más importantes títulos espirituales.

Esas letanías, que empezaron luego a ser cantadas en el santuario, se popularizaron por los peregrinos en todo el mundo católico.

A lo largo de los tiempos, los Papas también añadieron algunas invocaciones y otras fueron añadidas para honrar la protección de Nuestra Señora a alguna orden religiosa, como hacen los carmelitas (ellos añadieron cuatro invocaciones propias a la letanía lauretana). El cuerpo central de las letanías, sin embargo, permanece el mismo.

La estructura de la letanía

Las invocaciones iniciales no se dirigen a Nuestra Señora, sino a Nuestro Señor Jesucristo y a la Santísima Trinidad: "Señor, ¡ten piedad de nosotros! Jesucristo, ¡óyenos!"... ¿Por qué? Porque todo en Nuestra Señora nos conduce a su Hijo divino y, por su medio, a la Santísima Trinidad, que es nuestro fin supremo. La Santísima Virgen María es el mejor camino para llegar a Dios.

Después de esta introducción de la letanía, siguen tres invocaciones en las cuales pronunciamos el nombre de la Virgen, santa María, y recordamos dos de sus principales privilegios: ser Madre de Dios y Virgen de las vírgenes.

En seguida, hay varios grupos de invocaciones a Nuestra Madre Santísima:

  • 13 invocaciones para honrar la maternidad de Nuestra Señora
  • 6 invocaciones para honrar su virginidad
  • 13 invocaciones que son figuras simbólicas
  • 4 invocaciones de su misericordia
  • 12 invocaciones de María como Reina

Fuente

Adaptación del texto de André Damino en “Na escola de Maria”, Ed. Paulinas, 4ª edição, São Paulo, 1962, y traducido al español, por Aleteia.
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